Amaia U. LASAGABASTER
Derbi en Ipurua

Inercia y oportunidad

El Alavés aprovechó su primera y más clara ocasión, nada más saltar al césped para sentenciar el partido y llevarse los tres puntos. El Eibar, por su parte, fue de menos a más para acabar poniendo cerco a la portería de Pacheco pero no tuvo ni facilidades ni puntería.


EIBAR 0

ALAVÉS 1

Tercer derbi de la temporada en Ipurua y tercer tropiezo del Eibar que, tras caer ante el Athletic y empatar con la Real, ayer vio cómo el Alavés se llevaba los tres puntos.

El equipo albiazul, que lograba su primer triunfo ante los armeros desde su llegada a Primera, con el que certificaba, si es que cabía alguna duda, su permanencia en la categoría, solventó el encuentro tirando de inercia y oportunidad. Aprovechó su primera, más clara y casi única ocasión para marcar el 0-1 nada más comenzar el partido. Con la confianza que le otorga su buena trayectoria, la ventaja le dio alas. La pena para el espectador, aunque comprensible desde el punto de vista del equipo gasteiztarra, es que las utilizaron casi exclusivamente para proteger su renta. Al menos lo hizo de forma ejemplar, provocando que la reacción de los locales, que acabaron poniendo cerco a la portería de Pacheco, se encontraran con un frontón.

Y no fue por falta de ocasiones. Pero al Eibar le fallaron los ingredientes que tan bien le habían funcionado a su rival. La inercia pesó para mal en un equipo al que, tras enlazar ya seis jornadas sin poder celebrar la victoria –un sólo triunfo en las nueve últimas–, le costó sobreponerse a un gol que le pilló en frío. Y el don de la oportunidad fue precisamente el que brilló por su ausencia: los azulgranas pisaron mucha área, sobre todo en la última media hora, pero fueron incapaces de marcar un solo gol.

K.O. a la primera

Partido y marcador son cosecuencia de lo sucedido en el minuto cuatro de juego. Aunque Orellana había rascado una falta peligrosa nada más empezar, fue el Alavés el primero en hacer daño. Magnífica internada de Sobrino por banda izquierda, saltando las costuras de una zaga que ayer no tuvo su mejor día, centro atrás y remate raso y ajustado al palo de Guidetti desde la frontal. Con un Eibar noqueado no faltó mucho que para que llegase el segundo casi de inmediato, aunque esta vez Juncà llegó al rescate despejando el balón junto al danés.

Los azulgranas se veían perdidos. Tuvieron la suerte de que su rival cedió a la tentación de cerrarse para defender su mínima renta, lo que les evitó más sustos en el área, y el infortunio de no saber qué hacer exactamente con el balón que el Alavés les regaló con lacito incluido. Kike, solo en el área, se las vio con los dos mejores jugadores del rival, Laguardia y Ely, además de su guardameta, con lo que los escasos centros se perdieron sin rematador. Y la alternativa, con la presencia de «jugones» como Pedro León, Orellana e Inui –despedido con silbidos, si no mayoritarios sí claramente audibles, cuando fue sustituído en la segunda parte, por una afición mosqueada por algunas imágenes del Villamarín ofrecidas esta semana por una cadena de televisión–, tampoco funcionó en un primer tiempo que se saldó con solo una, aunque muy buena, ocasión para los locales: una falta magníficamente ejecutada por Pedro León ante la que se lució Pacheco para enviar a córner.

El primero de los doce que acabó lanzando el Eibar. Diez de ellos en una segunda parte que fue muy diferente. El Alavés siguió a lo suyo, exclusivamente concentrado en defender –prácticamente no pisó el área local en 45 minutos y menos aún con peligro–, algo que esta vez sí pudo haberle pasado factura.

Al contrario de lo sucedido en el primer tiempo, los armeros sí supieron ahora qué hacer con el balón. Orellana, casi inédito hasta el descanso, apareció para discutir la responsabilidad ofensiva a Pedro León. Con las contribuciones, bastante más escasas, de Inui y el pie izquierdo de Juncà sirviendo centros con relativa asiduidad, se multiplicaron los caminos al área y, en consecuencia, los problemas de la zaga alavesa.

Con mayor intensidad conforme se acercó el final, los «uys» y «ays» se sucedieron en la grada de Ipurua. Pero a Kike, Orellana, Jordán o incluso Diop les faltó puntería, a Laguardia y Ely –bien respaldados por sus compañeros– les sobró poderío y Pacheco tampoco desmereció de sus centrales. Sobre todo con una falta botada por Pedro León que se iba dentro y el guardameta albiazul despejó a córner junto al larguero.

Al Eibar no le quedó otra que llorar su infortunio y al Alavés celebrar un triunfo espléndido.