Mikel JAUREGI
KANBO
Entrevue
CUAUHTÉMOC CÁRDENAS
FUNDADOR DEL PRD Y EXALCALDE DE MÉXICO DF

«Diálogo quiere decir ceder y conceder, y espero que eso pueda suceder pronto»

No estuvo en Donostia en 2011, en el Palacio de Aiete, pero fue uno de los firmantes de aquella histórica declaración. Esta vez sí ha podido viajar hasta Euskal Herria y el viernes fue una de las personas encargadas de dar lectura al texto de Arnaga.

El fundador del Partido de la Revolución Democrática de México y presidente honorario de la Internacional Socialista atendió a GARA apenas unos minutos después de leer la versión en castellano de la declaración. Fue una entrevista breve en la que mostró su satisfacción «por el apoyo internacional que aquí se ha manifestado». Y también, según declaró, por que en Villa Arnaga se reunieran representantes del norte y del sur de Euskal Herria. «Veo que hay entendimiento y objetivos de carácter común. Cuantas más personas, instituciones u organizaciones empujen en un sentido, mejor».

Ya han transcurrido siete años desde la Declaración de Aiete. ¿Esperaba que el proceso transcurriera de esta foma o hay algo que le haya sorprendido?

Sin duda, ha habido grandes avances: por ejemplo, el mismo hecho de que, desde la propia Declaración de Aiete, no haya habido hechos armados. Qué decir de la declaración de ETA respecto a las víctimas reconociendo el daño causado, el desarme definitivo, la disolución de ayer [por el jueves]... Con la disolución se quiere significar, al menos por lo que yo entiendo, que se seguirán buscando los mismos objetivos, de unidad, de respeto a los derechos, etcétera, pero por las vías de la participación política y la edificación social. Me parece que es un paso muy importante, en estos momentos en que concluye todo movimiento armado formal en Europa, que este grupo que tiene una clara conciencia política de lo que está buscando se integre en la vida institucional, al margen de las modificaciones que quiera introducir en la propia vida institucional.

Lo que sí es evidente, y así lo han resaltado en la misma Declaración de Arnaga, es que una de las partes emplazadas hace siete años sí ha respondido positivamente pero la otra, me refiero sobre todo a la española, no. ¿Cómo valora la actitud de los gobiernos?

Desafortunadamente no ha podido llevarse a cabo ese diálogo que es necesario; un diálogo con ánimo de construir, con ánimo de encontrar solución a los distintos problemas. Diálogo quiere decir ceder y conceder de un lado y de otro: no puede tomarse solo desde el punto de vista de uno sin tomar en cuenta el del otro. Y yo espero que esto pueda suceder pronto; no sé si será posible, pero espero que sí y que sea pronto.

Saber escuchar es básico; escuchar y saber fijar posición. Esto no quiere decir entregarse o ceder en todo. Es muy importante entender que solo hablando podrá llegarse a un entendimiento positivo y definitivo.

En su alocución en la conferencia ha subrayado que aún hay tareas pendientes para poder llegar a una situación de paz y normalización completas. ¿A qué se refería? ¿Y cuáles serían las que más apremian?

Una de ellas sería el diálogo, obviamente, y lograr convencer, en la medida de lo posible, a la otra parte de que hay que buscar una solución a lo que pueden ser las secuelas de este conflicto, como las víctimas, los prisioneros, la integración política y social pendiente...

No sé si ha tenido la oportunidad de leer o escuchar las valoraciones sobre la declaración final de ETA...

No, la verdad es que no he podido. Pero sí quiero decir que esta disolución nos está dejando ver cómo este grupo que había optado por la lucha armada ha decidido continuar en la búsqueda de sus objetivos por vía de la participación política e institucional. Y me parece que este es un paso muy importante, independientemente de cómo vea cada cual lo que haya sucedido en el pasado.

¿Cómo ve el futuro de nuestro país? ¿O cómo le gustaría que fuera?

Pues mira, yo quiero ser optimista y querría ver que, en el plazo más corto posible, pudieran efectivamente resolverse los problemas pendientes; que se encaucen a una convivencia constructiva, tanto en lo que respecta a los distintos sectores de la sociedad como entre la propia sociedad y el Gobierno. Sería lo ideal, aunque sé que es difícil alcanzarlo aquí como en cualquier otra parte del mundo.