Amaia U. LASAGABASTER
PRIMERA FEMENINA

Las sonrisas y lágrimas de final de temporada, un reflejo de la realidad

El campeón Atlético y Barcelona confirman que viajan a otra velocidad. Athletic y, con más apuros, Realsiguen en la zona noble. El Granadilla, único equipo independiente que se cuela entre los mejores.

Como hace un año, el Atlético celebra el campeonato de Liga. Da continuidad a su magnífica racha –estrenó su palmarés en 2016 con la Copa y ahora suma ya su tercer título–, aunque sea por la mínima: solo un punto le ha separado del Barcelona. Un margen más estrecho aún que el de la temporada pasada, cuando la distancia fue de tres.

Una pugna tan cerrada como abismal ha sido la diferencia de ambos respecto al resto. Si el año pasado el Barcelona, también segundo, aventajó en siete puntos al Valencia, tercero, esta vez han sido veinte sobre el Athletic, que ha tomado el relevo de las valencianas en el podio. No es una novedad, hace tres cursos el propio Athletic, segundo entonces, aventajó en 15 puntos al siguiente clasificado, Atlético. Pero sí confirma que la fuerte inversión que han realizado los dos clubes les permite viajar a otra velocidad.

Un fiel reflejo de la realidad, aunque no milimétrico. La teoría colocaba un pasito por delante a las culés, que han vuelto a echar la casa por la ventana pero que por tercer año consecutivo han tenido que conformarse con el subcampeonato. Aunque sus números, como los del Atlético, han vuelto a ser de récord. Una sola derrota para las colchoneras –en la 13ª jornada contra el Rayo, poniendo fin a 560 días de imbatibilidad en Liga después de que la pasada campaña no perdieran un solo partido–, 98 goles a favor por tercer año consecutivo para las catalanas, 24 victorias para ambos equipos... Cifras inalcanzables, salvo milagro, para el resto de contendientes y que engrandecen el valor del título que logró el Athletic en 2016.

Si las sonrisas han reflejado la realidad, otro tanto puede decirse de las lágrimas. También aquí la economía es un factor fundamental, con las diferencias entre los equipos que cuentan con el respaldo de clubes masculinos de Primera y los conjuntos independientes aumentando a pasos agigantados. Dos de estos últimos se han ido a Segunda, como es la norma común en los últimos años. Esta vez le ha tocado al Santa Teresa y a uno de los conjuntos más veteranos de la categoría, el Zaragoza, que ponía fin a una andadura de trece temporadas consecutivas en Primera División.

Aunque tampoco es matemático. El Fundación Albacete también ha sufrido hasta el último momento, como el Sporting de Huelva aunque su sprint final le haya llevado de temer por el descenso a soñar con la Copa. Pero, de la misma forma que el sorprendente Madrid o el imparable Granadilla se han saltado la norma para pelear por la Copa hasta el último momento las madrileñas y acabar en la cuarta posición las canarias, equipos con grandes estructuras detrás han visto de cerca el abismo. Es el caso del recién ascendido Sevilla o de un Espanyol al que los recortes le están pasando factura, como al Rayo en los últimos años, y que no pudo asegurar la permanencia hasta la penúltima jornada.

Las orejas al lobo

También la Real llegó a verle las orejas al lobo, reflejando otra realidad: precisamente por la apuesta cada vez mayor de muchos equipos, la competencia en la zona noble de la clasificación aumenta cada temporada. Ni la trayectoria ni la realidad aseguran el cumplimiento de objetivos, aunque con el título vedado para cualquiera que no se llame Atlético o Barcelona, se limite a uno algo más asequible como la clasificación copera.

Lo ha comprobado el Levante, pese a contar con la artillera Charlyn Corral, con una trayectoria tan irregular que ha estado a punto de dejarle fuera de la Copa, un título que ha ganado en seis ocasiones. También la Real, que cerró la primera vuelta con solo cuatro puntos de ventaja sobre los puestos de descenso, que había ocupado durante ocho jornadas. No es casualidad que en ambos equipos se viviera un relevo en el banquillo.

El de Juanjo Arregi, que se estrenaba en verano en la Real tras haber pasado por Urnieta, Añorga y diferentes escalones de la selección, se produjo el 31 de octubre. El equipo era colista tras haber saldado con derrota las siete primeras jornadas de Liga. Le había tocado, una vez más, comenzar la campaña con la parte más dura del calendario –Valencia, Atlético, Barcelona de forma consecutiva– pero una vez que aflojó la entidad de los rivales tampoco fue capaz de reaccionar, lo que le llevó a protagonizar el peor arranque de temporada de su historia. Gorka Álvarez se hizo cargo del equipo de forma interina durante tres encuentros –y con él en el banquillo llegaron los primeros puntos, con los empates ante Espanyol y Levante y la primera victoria frente al Rayo–, antes de dar paso a Gonzalo Arconada, a cuyas órdenes las donostiarras han culminado la remontada. Tras enlazar cinco victorias y cuatro empates en el inicio de la segunda vuelta, incluyendo las igualadas con Barcelona y Atlético, en la 27ª jornada se metieron en zona copera y ya no se han movido de ahí.

Un nuevo ciclo

Menos aún lo ha hecho el Athletic. Solo se ha visto por debajo del cuarto puesto en dos ocasiones y ha ocupado durante 25 jornadas la tercera plaza, en la que ha acabado la Liga. Y eso que, desde que se estableció el actual sistema de competición, esta ha sido la temporada en la que más derrotas han encajado las rojiblancas. Otra buena muestra de lo complicada que se ha puesto la categoría por debajo de la segunda plaza.

Un año en cualquier caso magnífico para el Athletic, pese a todas las dudas que generó la retirada de tres veteranas de peso como Iraia Iturregi, Eli Ibarra e Irune Murua el pasado junio, a las que se unió Joana Flaviano con el curso ya comenzado. Jóvenes como Maite Oroz, Lucía García y Damaris Egurrola han sabido dar un paso adelante, aunque la experiencia sigue siendo un grado: las dos únicas futbolistas que han completado los 2.700 minutos de competición han sido Ainhoa Tirapu (33 años) y Vanessa Gimbert que, a sus 38 años, es la futbolista más veterana de Primera.

 

Tras el éxito de Anoeta, Zubieta acoge un nuevo derbi el sábado

Maravillado ha quedado el mundo del fútbol con lo sucedido el domingo en Anoeta. 21.503 espectadores se reunieron en el estadio donostiarra para presenciar el derbi que despidió la temporada.

En su estreno como escenario de la Liga, Anoeta tuvo la segunda mejor entrada de la temporada, muy cerquita de los 22.000 aficionados que asistieron al Vicente Calderón en octubre para ver el duelo entre los dos aspirantes al título Atlético y Barcelona, y muy por encima de los 14.000 que registró el Ciutat de Valencia hace dos semanas con motivo del derbi entre Levante y Valencia. La entrada de Anoeta, además, fue la más elevada del fin de semana a nivel mundial, por delante de los 17.115 aficionados que presenciaron el encuentro de la NWSL entre Portland Thorns y Orlando Pride.

Son muchas las voces que reclaman que la respuesta de la afición tenga reflejo, aunque obviamente sea en menor medida, en compromisos futuros. El próximo llega de inmediato. Este mismo sábado, con el encuentro de ida de los cuartos de final de la Copa, en la que han quedado emparejados, precisamente, Athletic y Real.

Los cuatro partidos del fin de semana podrán seguirse también en directo por televisión. Real y Athletic juegan el sábado en Zubieta (16.00, Gol); también el sábado se enfrentan Atlético de Madrid y Valencia (20.45, Gol), y el domingo llega el turno de los encuentros Betis-Granadilla (12.00, BeIn La Liga) y Barcelona-Levante (16.00, Gol).

Los partidos de vuelta se disputarán el miércoles 23, las semifinales, ya a partido único, el 27 en Reus y la final el 2 de junio en Mérida. El ganador de la eliminatoria entre Real y Athletic se enfrentará en semifinales a Barcelona o Levante. A.U.L.