GARA
DUBLÍN

El «sí» al aborto en Irlanda traslada el crucial debate al norte de la isla

El «sí» a favor del derecho al aborto en el referéndum irlandés supone un duro golpe a la Iglesia católica, sacudida en la isla por escándalos de pedofilia y maltratos sistemáticos en albergues regentados por órdenes religiosas. También ha trasladado el debate sobre esta cuestión al norte de la isla, que sigue teniendo una de las legislaciones más restrictivas. La interrupción del embarazo ni siquiera está permitida en casos de violación o de malformaciones del feto.

La abrumadora victoria del «sí» a la liberación del aborto en el histórico referéndum celebrado el viernes en Irlanda –más del 66% votó a favor– supone un duro golpe para la influyente Iglesia católica. «Cuando yo era joven no podías comprar preservativos, ser homosexual, divorciarte ni tan solo ver ‘La vida de Brian’. Ahora somos uno de los países más liberales del mundo. Increíble», tuiteó Jason O’Mahony, periodista de la edición irlandesa del “Times”.

El rotativo “Irish Times” resumía con estas palabras el cambio: «La ilusión de una Irlanda conservadora y dogmáticamente católica ha saltado por los aires. Lo que ocurrió en el referéndum es un cataclismo, pero fue aún más cataclismo la toma de conciencia de que el voto refleja sobre todo un cambio. Nuestra fuerza no está en nuestro pasado, sino en nuestro futuro».

Para el “Sunday Independent”, «el impresionante margen del ‘sí’ minimiza la política tal y como la conocemos y amplifica un rugido visceral, gutural, que traduce una voluntad de poner fin a décadas de hipocresía y de vergüenza».

El indiscutible resultado de la consulta ha reavivado el debate sobre esta cuestión en el norte de la isla, donde la interrupción del embarazo solo se permite cuando la vida de la madre está en peligro. En todos los demás casos –incluso si el embarazo es fruto de una violación o el feto presenta algún tipo de malformación–, las mujeres que se sometan a un aborto voluntario pueden ser condenadas a cadena perpetua en virtud de una de las leyes más restrictivas de Europa, que data del siglo XIX.

Entre la multitud que el sábado festejó la victoria del «sí» en el castillo de Dublín había numerosos residentes en el norte de la isla. «Pensamos que será un trampolín para el movimiento en Irlanda del Norte», opinó Claire, vecina de Belfast de 27 años citada por AFP.

También estaban la presidenta y la vicepresidenta de Sinn Féin, Mary Lou McDonald y Michelle O'Neill, respectivamente.

«Es un día memorable para todos los ciudadanos de Irlanda. Irlanda está cambiando. Las viejas creencias están siendo cuestionadas y una nueva y mejor Irlanda está emergiendo», subrayó McDonald.

«Es un día en el que aquellas personas que habían sido silenciadas han reclamado ser escuchadas. Un día en el que de forma contundente hemos roto con el pasado. ‘Este es nuestro tiempo, esta es nuestra Irlanda’ ha dicho la ciudadanía. Mis pensamientos están con aquellas personas que han sufrido y han muerto como consecuencia de una enmienda que jamás debía de haber existido en la Constitución. Mi solidaridad para con ellas y sus familias», remarcó. No obstante, hizo un reconocimiento a quienes votaron «no» en el referéndum del pasado viernes. «Es importante que reconozcamos los diversos puntos de vista que como sociedad tenemos sobre este tema», manifestó.

«Esta votación es un paso importante en la construcción de una mejor Irlanda para las mujeres», añadió. Reclamó al Gobierno que actúe con rapidez.

«Cada semana y mes que pase sin que hayamos promulgado un marco legal, estamos poniendo en peligro a las mujeres. Es vital que actuemos. Tenemos un amplio historial en darle largas a temas por considerarlos delicados o difíciles. Sin embargo, si este referéndum debe servir para algo a los legisladores y al sistema político es para hacernos ver que los días de los retrasos se han acabado y que es tiempo de actuar».

McDonald reclamó un marco legislativo para toda la isla y la liberación del aborto en el norte de Irlanda. «Sería un escándalo que una mujer en Dundalk pueda ejercer sus derechos mientras que a otra en Newry le son negados», exclamó. «El acceso a los servicios debe ser garantizado en toda la isla», enfatizó.

Difícil equilibrio para May

La presión ya crecía ayer en torno a la primera ministra británica conservadora Theresa May, para que lleve a cabo una reforma de la ley del aborto en el norte de Irlanda. Desde enero de 2017, Londres tiene asumidas las competencias directas en ausencia de un gobierno compartido. Pero cualquier movimiento en ese sentido podría costarle a May la pérdida del apoyo del Partido Unionista Democrático, del cual depende para su mayoría parlamentaria.

«Un día histórico para Irlanda y espero que también lo sea para Irlanda del Norte. Esta esperanza debe cumplirse», tuiteó la ministra británica de Desarrollo Internacional y secretaria de Estado para las Mujeres y la Igualdad, Penny Mordaunt.

«La situación en Irlanda del Norte es muy anormal y se deben tomar medidas. May no puede permanecer callada ante esta situación», resaltó, a su vez, Vice Cable, líder del Partido Liberal Demócrata.