La Electronic Entertainment Expo –popularmente conocida como E3– que se celebra anualmente en Los Angeles pasa por ser la convención de videojuegos más importante de la industria. En este espacio en el que las grandes firmas presentan sus novedades más destacadas, se celebran diferentes encuentros que abordan temáticas relativas a los videojuegos.

Una de las comparecencias más esperadas fue la que protagonizaron Jonathan Nolan y Lisa Joy, desarrolladores de una de las series más destacadas del panorama actual, “Westworld”. La excusa que motivó sus presencias giró en torno a la influencia de los videojuegos en la popular serie de HBO y los posibles peligros que conlleva el desarrollo y perfeccionamiento de la inteligencia artificial.

A modo de prólogo, Nolan explicó que la película original de “Westworld” (rebautizada en el Estado español como “Almas de metal”), que fue escrita y dirigida por Michael Crichton en 1973, precedió a la industria moderna de los videojuegos. En relación a ello, señaló que «lo increíble de esa cinta es lo mucho que Crichton intuyó sobre cómo funcionarían los videojuegos». Parte de lo que “Westworld” pretende explorar, explicaron Nolan y Joy, es cómo nuestras percepciones de la moralidad y la ficción cambiarán a medida que las experiencias de juego y la inteligencia artificial se vuelvan más realistas. «No sé si los humanos somos tan complejos como creemos que somos –afirmó Joy–. Creo que somos susceptibles de manipular sicológicamente. Es fácil tomar información recopilada en masa y analizarla».

En cuanto al auge de las máquinas inteligentes y los posibles riesgos que estos avances podrían conllevar, Nolan detalló que «estamos muy lejos de lo que muestra la serie. No creo que el futuro se parezca a ‘Westworld’, pero creo que tendremos suerte si el futuro se parece a ‘Westworld’. Nos dirigimos a la brecha en la que hemos permitido que la inteligencia algorítmica impulse cada vez más nuestras experiencias y nuestras vidas».

Por su parte, Lisa Joy subrayó que «no se habla mucho de moral artificial o cordura artificial. No deberíamos temer a la inteligencia artificial; deberíamos temer a la estupidez artificial».