Las obras para ampliar el espacio que ocupa el juzgado especializado en violencia contra la mujer en Iruñea comenzaron ayer y se prevé que se prolonguen unas tres semanas. Estas obras se han acometido a iniciativa de la consejera de Interior y Justicia del Gobierno navarro, María José Beaumont.

El incremento de trabajo en el Juzgado de la Violencia contra la Mujer «apremiaba una ampliación de sus instalaciones con el fin de garantizar los derechos a la intimidad y salvaguardar a las víctimas de los agresores», aseguró el Ejecutivo en una nota de prensa.

Una de las claves de las obras es garantizar que las víctimas de violencia contra la mujer no se encuentren con sus agresores en el momento de ir a declarar. Esto, además de suponer una doble victimización para esas mujeres debido al temor y estrés que puede generar el verse frente a frente, hasta cierto punto podía comprometer la propia declaración de la denunciante.

«El aumento de la carga de trabajo nos ha llevado a disponer de medios que sean necesarios para dotar de mayor espacio a sus instalaciones con el fin de garantizar el derecho a la intimidad y salvaguardar a las víctimas de sus agresores», explicó ayer la consejera de Justicia.

Con esta reforma, según indica Beaumont, «se mejora la distribución de la segunda planta del edificio del Palacio de Justicia a fin de que todo el personal adscrito al Juzgado pueda trabajar en un mismo espacio». Además, se mejorará el acceso a personas con movilidad reducida.

Los juzgados de violencia contra la mujer tienen en Nafarroa un uso menor que el que marca la legislación propia del herrialde. La ley española no reconoce como violencia de género casos como el de “La manada”, que se juzgan por tribunales ordinarios. Aun así, en Nafarroa sí que la víctima tiene consideración de violencia de género y, por este motivo, tanto el Ayuntamiento de Iruñea como el Gobierno navarro pudieron personarse en el caso y ejercer la acusación.