Koldo CAMPOS
Escritor

¡Hágase la mujer!

La inauguración del Paraíso había sido suspendida. Dios tomó la decisión cuando el hombre, muy afligido, se negó a sumarse a la fiesta. La divina obra maestra no era feliz. Además de ocuparse del trabajo doméstico, ninguna bestia era capaz de servirle, procurarle placer y engendrar su descendencia, y necesitaba a su lado a alguien con quien justificar sus errores y a quien poder culpar de sus fracasos. Se sentía solo, solo, solo... sin nadie a quien joder. Dios y el hombre decidieron reunirse dispuestos a crear una nueva bestia que resolviera el problema.

«Pero habrá de ser fuerte, tan fuerte como tú lo eres, porque solo si es fuerte podrá desempeñar tantos oficios» planteó Dios. «Sí –respondió el hombre– pero le haremos creer que es delicada como pétalo de rosa para que ignore su fuerza».

«Y también tendrá que ser valiente, que hace falta valor para cargar tan pesado» observó Dios. «Sí –respondió el hombre– pero bueno sería que se creyera temerosa como cordero para que ignore su poder».

«Y habrá de ser inteligente, porque solo si es inteligente podrá servirte a tiempo y con eficiencia» insistió Dios. «Sí –concluyó el hombre– pero le haremos creer que es torpe como gallina para que ignore su razón».

(Euskal presoak Euskal Herrira / Llibertat presos polítics)