Ramón SOLA
NACIONES SIN ESTADO EN EL MARCO COMUNITARIO

UNIÓN EUROPEA, ¿SOLUCIÓN O PROBLEMA?

EL VIEJO E INTERMINABLE DEBATE SOBRE SI LA UNIÓN EUROPEA ES EL PROBLEMA O PUEDE SER LA SOLUCIÓN PARA LAS NACIONES INTERNAS QUE QUIEREN SER ESTADO SE HIZO UN HUECO EN LAS JORNADAS. TRES VOCES EXPERTAS DE FLANDES, CORSICA E ISLAS FEROE DIERON SUS RAZONES SIN PONERSE DE ACUERDO.

El politólogo Bart Maddens, el director de gabinete de Guy Talamoni Sebastian Quenot y el diputado Sjurdur Skaale representan a tres naciones sin Estado con diferente relación con la UE: Flandes, Corsica e Islas Feroe. Las dos primeras están integradas en la Unión como parte de los estados belga y francés, aunque con una capacidad bien distinta: mientras Maddens destacó cómo el Parlamento valón pudo bloquear todo un acuerdo comunitario con Canadá, Quenot constató que «París queda cerca de Bruselas, pero Corsica está muy lejos. Y el teléfono de Juncker lo tiene Macron, no nosotros». Más retorcido aún es el caso de Islas Feroe. Cuando Dinamarca se integró en la UE en 1973, esta nación de hoy 50.000 habitantes pudo decidir y optó por quedarse fuera; y así, hoy Rusia le compra alimentos, lo que no hace con la UE por el conflicto de Crimea, y Feroe y Dinamarca están en conflicto comercial a veces pese a compartir un mismo Estado.

Desde tan diversas perspectivas, la pregunta clave de la mesa redonda fue si la UE puede ser una aliada para la secesión o si mantendrá eternamente el criterio de que los estados son «cajas negras» en cuyo interior no hay que mirar. Hubo un sí, un no y un quizás.

El más optimista, Maddens, profesor en Lovaina: «No subestimemos el impacto de la crisis catalana, ha tenido una resonancia total en la UE y la hipocresía con que Bruselas ha actuado está fomentando el euroescepticismo. Si sigue actuando así, se estará disparando al pie, por lo que preveo otra posición. Aunque llevará su tiempo, quizás décadas».

Para el feroés Skaale, por contra, «lo importante para la UE es mantener las fronteras de los estados. Dudo mucho de que pueda ser útil para nosotros. Lo hemos visto en el tema de los referendos: si el Reino Unido dice que Escocia puede votar, la UE dice que sí, pero si España dice que Catalunya no puede votar, la UE dice que no».

Quenot detalló en Corsica una visión sobre la UE bastante reconocible para Euskal Herria, que definió como «de confianza y desconfianza a la vez». Esperanza por un lado y escepticismo por otro. «No estoy seguro», reconoció sobre la pregunta del millón lanzada por la moderadora, Elena Beloki, pero sí apuesta por explorar esa posibilidad y en consecuencia hacer pedagogía entre su ciudadanía –hoy muy ajena a la UE– por si algún día desde Bruselas «se puede abrir un camino».