Koldo LANDALUZE
CRÍTICA «La primera purga: La noche de las bestias»

America First

Además de ser considerado el impulsor del subgénero “Zombie”, George A. Romero supo estimular las diferentes entregas que realizó en torno a los muertos vivientes mediante oportunas dosis de sociopolítica enraizada en la realidad.

Siguiendo esta misma tónica, la primera trilogía de “La Purga” especulaba en torno a una disparatada excusa argumental que cobra visos de parecerse en demasía a la realidad que dictan los tiempos presentes. Orquestador de este macabro guiñol de violencia legalizada, James DeMonaco concretó con acierto las interioridades de una sociedad enferma que daba rienda libre a su brutalidad durante doce horas en las que el crimen está permitido. Finalizada la primera trilogía compuesta por “La noche de las bestias” (2013), “Anarchy” (2014) y “Election” (2016) y con la puesta en marcha de una ficción televisiva, DeMonaco ha delegado en Gerard McMurray la filmación de esta precuela que narra los motivos que impulsaron la puesta en marcha de “La Purga”. En beneficio de McMurray cabría reseñar que ha sabido aplicar al conjunto un oportuno tono de serie B enraizado en una actualidad inspirada en el legado del presidente Trump.

De esta forma, los desclasados de la sociedad estadounidense concentran el interés de una cacería humana que amenaza con devorar a sus instigadores. La sátira esperpéntica, el diseño lúgubre de las máscaras y el pavor que suscitan aquellas personas de apariencia afable que se transforman en Mr. Hyde, siguen aflorando en un entretenido producto dotado de una gran tensión y un cuidado diseño de personajes.

Otro aspecto a tener en cuenta es el homenaje que el director tributa a los personajes y la estética del género étnico blaxploitation.