Mikel INSAUSTI
EL VIAJE DE NISHA

El choque generacional dentro de las familias de inmigrantes

Estamos ante una película de fuertes contrastes culturales, tanto que generan graves conflictos en el seno de las familias de inmigrantes, porque lo que parece acorde a la tradición en el país de origen en el de acogida se sitúa fuera de las leyes que defienden los derechos de la mujer. Lo más demoledor de “El viaje de Nisha” es que se trata de una historia autobiográfica vivida por la cineasta de ascendencia paquistaní Iram Haq, la cual fue secuestrada por su padre cuando tenía tan solo 14 años, ya que a su progenitor no le gustaba la educación y costumbres occidentales que la chica estaba adquriendo en Noruega, por lo que la envió de vuelta a Pakistán como castigo.

El título original hace referencia a una expresión en “urdu”, cuya traducción es “qué dirá la gente”. Al padre de la joven protagonista le preocupa la reputación de su familia, dentro de una cerrada comunidad de inmigrantes paquistaníes, llegando a sentir vergüenza por el comportamiento de su hija. Por su parte, la adolescente la única noción que tiene de sus remotos orígenes geográficos son las fiestas y demás celebraciones folclóricas que tienen lugar en su casa, así que cuando la envíen con sus parientes paquistaníes sufrirá un verdadero trauma, al descubrir una dura realidad a la que no se podrá enfrentar viniendo de un país nórdico con sus libertades y avances.

La castrante figura paterna es incorporada por Adil Hussain en un tono decididamente autoritario, como el tipo de hombre que antepone el supuesto deber a sus sentimientos. El papel victimatorio es asumido por Maria Mozdah, que borda la imagen de la quinceañera en edad de pensar en el amor, y no en las exigencias fanatizantes a las que la obligan a someterse. Para ella todo serán tabúes y prohibiciones, pero esta en su naturaleza de mujer moderna el rebelarse y luchar por ser ella misma frente a la barbarie.