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El artículo anónimo del «traidor» de la Casa Blanca, riesgo de seguridad nacional

La columna anónima en la que un alto funcionario de la Casa Blanca hablaba de resistencia a Trump y de un trabajo desde dentro para subvertir su autoridad tiene desde ayer categoría de «peligro para la seguridad nacional». Un paranoico Trump, que no sabe en quién confiar, habla de «traición» y pide una investigación para saber su nombre.

Varios de los colaboradores más próximos del presidente de EEUU advertieron ayer de la existencia de un «riesgo potencial para la seguridad nacional» a propósito del artículo de opinión anónimo que publicó “The New York Times” la semana pasada en el que un alto responsable de la Administración Trump declaraba que él o ella estaba trabajando desde dentro para subvertir a Trump.

En concreto, el vicepresidente Mike Pence dijo en Fox News que «encontraremos si hay alguna actividad criminal» y añadió que «la preocupación del presidente es que esta persona anónima pueda tener responsabilidades en el área de seguridad nacional». La caza del autor anónimo del artículo continúa mientras crece la preocupación de qué datos más pueda tener y cuáles pueden ser las próximas filtraciones y sus fechas.

Sombra del «Estado Profundo»

Cabe recordar que la columna anónima titulada «Soy parte de la resistencia dentro de la Administración Trump» fue publicada el pasado miércoles y atribuida a un «alto funcionario» de la Casa Blanca. En el mismo, afirmaba que «el dilema –que él no comprende del todo– es que muchos de los altos funcionarios de su propia Administración están trabajando diligentemente desde dentro para frustrar parte de su agenda y sus peores inclinaciones». Describía así mismo una Presidencia de «dos vías»: en una, Trump dice una cosa y en la otra, su equipo hace otra. «Los funcionarios trabajan activamente para aislarse de ese estilo impetuoso, confrontativo, insignificante e ineficaz».

Uno a uno todos los hombres y mujeres del presidente Trump, desde el secretario de Estado, Mike Pompeo, hasta la embajadora en la ONU, Nikki Haley, han ido saliendo a la palestra para negar responsabilidades y acusar al mensajero. En medio de la tormenta política, Trump habla directamente de «traición», su vicepresidente de «asalto a nuestra democracia» y ambos han pedido al fiscal general, Jeff Sessions, que lleve a cabo una investigación para identificar al autor. Aunque no parece evidente que un artículo de opinión constituya en sí mismo ninguna actividad criminal.

En la Casa Blanca, según informaban ayer los medios, Trump no sabría en quién confiar. Según esas fuentes, alimenta un miedo bien documentado: que el llamado «Estado Profundo» está maquinando para anular su autoridad. Habla ya directamente del «Deep State» y de hacerle frente. Como primer paso pide el nombre del anónimo, sabiendo que en la ciudad de Washington nada permanece en secreto para siempre.

 

Woodward: «Un golpe de Estado administrativo en la Casa Blanca»

El veterano periodista Bob Woodward del “The Washington Post”, cuyo obstinado trabajo con Carl Bernstein en el caso Watergate conllevó la dimisión del entonces presidente Richard Nixon, publicará próximamente el libro “Fear”, que básicamente reafirma las denuncias del artículo anónimo de un alto cargo de la Administración Trump.

En varios extractos que ya se han hecho públicos, Woodward describe cómo altos cargos y empleados de la Casa Blanca están tan alarmados con la falta de juicio, liderazgo y sofisticación del actual presidente de EEUU que han llegado a tomar acciones directas para desbaratar sus iniciativas. Algo que para el autor equivale a un «golpe de Estado administrativo».

Trump se ha apresurado a calificar el libro de «fraude». No obstante, en varios pasajes se citan casos como el del secretario de Defensa, James Mattis, que ignoró la orden de Trump de matar al presidente sirio, Bashar al-Assad, tras un ataque con armas químicas. O, por ejemplo, cómo su asesor económico, Gary Cohn, hizo desaparecer de la mesa del despacho de Trump el documento con el que EEUU rompía formalmente acuerdo comercial vital con Corea del Sur.

Todos estos datos hacen que cada vez más voces hablen abiertamente de una crisis constitucional. Sea o no así, lo cierto es que sí han inflamado la paranoia del presidente Trump y han reforzado su testarudez.GARA