Idoia ERASO
BIARRITZ
Entrevue
OONA DOHERTY
COREÓGRAFA Y BAILARINA

«Es bonito que la gente llore y venga a abrazarme tras la representación»

La joven coreógrafa de Belfast Oona Doherty es una de las creadoras y bailarinas irlandesas más solicitadas a nivel internacional. Entre sus representaciones de Roma y Lyon, estará hoy en Biarritz dentro de la programación del festival de danza Le Temps d’Aimer. Su obra simboliza el lado más oscuro de la sociedad de Irlanda del Norte, pero a la vez ofrece un camino hacia la curación personal y social.

Cansada de sus continuos viajes y contenta por poder pasar al fin varios días en un mismo lugar, se muestra entusiasmada de poder hacerlo en un lugar en el que se pueda bañar en el mar. Cercana y directa, habla sin tapujos de los las realidades sociales que en general se tratan de olvidar. Representará en dos partes una pieza de cada una de sus dos obras: “Hope hunt” y “Hard to be Soft”.

Las coreografías que va a presentar en Biarritz, y su lenguaje coreográfico son muy característicos. ¿Como definiría el trabajo que realiza?

Diría que estoy muy interesada en la gente, en cómo la danza puede ser una exageración de pequeños elementos de humanidad. Está más ligado al teatro que a la danza pura. Hasta hace poco era solo bailarina, pero hacia el 2014-2015 empecé a crear mis propias obras. Con el tiempo empecé a pensar que tal vez mis ideas podían tener más peso que la gloria de estar en el espectáculo de otro artista.

Precisamente sus ideas y los temas que elige caracterizan su obra, ya que no son muy comunes en el mundo de la danza.

Sí, la primera obra trata sobre un tipo de hombre joven de Irlanda del Norte, de entre 14 y 25 años que algunas veces no tiene trabajo, le gusta salir de fiesta y tomar drogas… es un estilo muy particular. La creación es sobre ellos, esos chicos malos. Me inspiró la película “El odio”, de Mathieu Kassovitz. Me gusta el perfil de los protagonistas porque son bastante jóvenes, y tan solo han cometido errores, pero tienen una energía específica; así que la obra es sobre ellos, y sobre su energía.

Muestra cómo es la sociedad de Irlanda del Norte una vez terminada la lucha armada.

Ahora está bastante tranquilo, ya no hay esa violencia, pero las consecuencias están presentes. Antes solían ser los católicos los que estaban en paro, los que eran tratados como ciudadanos de segunda clase. Ahora está un poco mejor, es más igualitario, pero están los jóvenes que están sin educación, que no trabajan, y por eso llegan las drogas y el crimen. No es porque la gente sea mala sino porque está en la lucha.

Creo que ahora no hay guerra, la gente dice que es por la religión, pero en realidad es sobre el dinero, como lo son todas las guerras. La gente vota históricamente, vota porque sus abuelos estuvieron en cierto lugar en la guerra. No tenemos un gobierno, solo tenemos un gobierno provisional. Todos los políticos son mayores, ahora Irlanda del Norte es mucho más vergonzosa de lo que ha sido nunca. Dejan a la gente en la calle.

En Irlanda ha habido dos referéndums en los que la gente ha votado en contra de lo que decía el Gobierno. Se han aceptado el matrimonio entre dos personas del mismo sexo y se ha legalizado el aborto. Eso no ha ocurrido en Irlanda del Norte, allí la Iglesia todavía está confabulada con el Gobierno.

¿Y usted quiere mostrar todo eso mediante tu obra?

No está tan enfocada en la política, muestro más las historias de las pequeñas personas que luchan, no tanto a nivel político. No hago una declaración sobre el sistema político de Irlanda del Norte, sino tal vez una declaración sobre las razones difíciles que pueden llevar a un joven a la calle o a robarte el bolso. Porque esos chicos ven a un tipo en la calle con un coche de lujo, y ropa cara, y saben que ellos también pueden conseguirlas. Tienen que enfrentarse a eso, y por eso pretenden actuar como tipos duros, pero en realidad es solo una protección, porque si se es honesto, se ve lo vulnerables que son.

No estoy bailando sobre la pobreza, sino sobre algunos colores de la pobreza, cómo se lucha contra ello, cómo se construye la personalidad.

¿Donde le gustaría representar «Hope hunt»?

Este es un lugar lujoso, pero me gustaría interpretarlo en algunos centros penitenciarios de jóvenes. Ahí es donde debería interpretarse, porque trata sobre ellos, y deberían ser la audiencia. Tengo suerte porque me invitan a estos lugares increíbles; como soy joven y quiero conocer Francia no voy a decir que no, pero para poder ir a las prisiones voy a tener que decir no a otras propuestas, quedarme en Irlanda y escribir todos los papeles y los trámites administrativos. Es extraño explicar de qué trata mi obra sentada en una playa, casi me estoy convirtiendo en un fraude.

¿Ha conseguido realizar representaciones en los lugares en los que puedan verlo esas personas de las que habla?

He estado en una prisión, y tal vez tengamos una representación en un hospital siquiátrico. Vienen poco a poco, pero la mayor parte es en festivales. Creo que es también porque estoy muy ocupada, tengo que tener un poco de tiempo para escribir a las prisiones, y tal vez encontrar a alguien que me ayude, y que esté en el mundo de las fundaciones y las prisiones.

¿Cree que ha conseguido que la gente sienta lo que quiere transmitir?

Sí, lo creo, porque estamos yendo a muchos lugares, y mucha gente llora durante la interpretación. No es el objetivo, pero creo que es bonito que la gente llore y venga a abrazarme después de la representación, me hacen sentir que lo han entendido. Porque sientes amor y miedo, todo en el mismo momento. Cuando realmente entiendes la lucha correctamente te dices que el mundo está jodido, y no hay nada que puedas hacer, entiendo la reacción del llanto.

No se trata solo de danza, también hay una parte de teatro.

Sí, porque hablo y grito mucho. A veces hay música, y otras veces hago música con mi boca y mi cuerpo. También intento decir partes del texto tartamudeando durante el baile, para mostrar la dificultad de expresar lo que se siente. Muchas veces no saben ni lo que sienten, sobre todo cuando tienen 14 años, y son chicos que roban en las tiendas. Probablemente no son capaces de hacer la conexión entre sus sentimientos, así que trato de hacerlo en su lugar.

La representación de Temps d’Aimer entra dentro del marco de la gira que está realizando a través de Europa.

Hemos estado en muchos sitios en Francia, como París, Lyon, Marsella… también en Roma, en Irlanda, en Escocia, creo que hemos hecho unas 100 representaciones, también iremos a Barcelona, a Ginebra...

La representación de Biarritz estará divida en dos partes. ¿Cual será la segunda parte?

Será un solo que es el principio de la obra "Hard to be soft”. Se trata de la misma realidad, pero en esta tengo ocho chicas adolescentes que hacen hip-hop. Son muy jóvenes, el futuro de las mujeres. También hay dos hombres de unos 40 años, dos padres que luchan, porque creo que está basado en el mismo concepto, en lo que hacen los padres. Cuantas veces sus padres las han pegado, la violencia toma este camino, en el sistema nervioso del cuerpo. Para Biarritz he elegido un solo de esta obra con el mismo carácter que "Hope hunt". Son dos obras diferentes, pero están ligadas en el concepto. Es como en las películas cuando hay una secuela.

«Hard to be soft» se estrenó el pasado año en Irlanda y se presentará en la Bienal de Lyon este mes, con un elenco de bailarinas diferente. ¿Cómo ha sido el trabajo con ellas?

Ha estado muy bien, en Belfast las chicas son muy duras porque hacen competiciones de hip-hop todo el tiempo. Pude llevarlas a París, y no se lo podían creer. Creo que la obra está bien, pero lo realmente importante son ellas, porque tienen unos 12 años y poder ir a París para actuar en un gran espectáculo, y poder ir a Disneylandia, tiene un efecto que es más importante. Porque luego tienen que volver a la escuela y elegir las asignaturas, y tal vez pueda ser una especie de creador de decisiones. Espero que el haber participado en el espectáculo pueda tener efecto en sus vidas, y no solo en la audiencia.

Ahora lo voy a hacer en Lyon con ocho chicas de esa ciudad, y son muy diferentes, pero trabajan muy duro. No se conocían antes, pero ahora son amigas, y hablan de alquilar un estudio y seguir practicando juntas. Me interesa cómo formar parte de un espectáculo afecta a sus vidas, más de lo que parece.

¿Y los hombres de la obra?

Eran dos bailarines viejos que conocía en Irlanda, pero ahora viene mi amigo. Solo tiene 28 años, es un tipo grande que no ha estado nunca en el escenario, ni en Francia. Va a representar una lucha de abrazos con otro hombre grande, porque es sobre los padres. Mi amigo Sam, aunque nunca ha estado en el escenario tiene una relación interesante con su padre, que era muy despreciable, pero ahora está enfermo en cama, y tiene que cuidarle. Aunque técnicamente no tiene ninguna práctica, cuando está en el escenario aporta todo eso de su familia.

¿Qué diferencia percibe entre las chicas de Belfast y de Lyon?

En lo principal, en la interpretación, no lo sé. La razón por la que elegí a las chicas de Belfast es porque hay un estilo muy específico entre todas ellas, entre las jóvenes en general, que hace que se pongan mucho maquillaje, incluso cuando tienen solo 12 años. Esa es la primera diferencia que se ve entre ellas. Las chicas de Lyon tienen un aspecto muy natural.

En algunos sentidos son mucho más jóvenes que las irlandesas, pero en otros son más mayores. Las de Belfast tal vez son más chicas malas, que fuman, beben un poco y tienen novios, pero las de Lyon, se ve que en la escuela aprenden filosofía desde jóvenes, me gustaría que las chicas de Belfast tuvieran eso.

Tengo ganas de que se conozcan, es muy caro traer a tantas chicas, pero me gustaría hacerlo algún día. Tengo la idea de que todas juntas hagan una performance en Belfast, porque va ha hacerse una acción para legalizar el aborto, sería muy fuerte. Pero no sé si todas las madres de las niñas están de acuerdo conmigo políticamente. Creo que debería de ser legal, es el momento para cambiarlo.

¿Quiere aportar algo a través de su trabajo?

Un poco, pero no me doy a mi misma la responsabilidad de hacer un trabajo político. Claro que me gustaría, como una hippie que quiere abrirse y enviar amor, y dar a la gente una oportunidad. Estoy más interesada en la danza que transmite este tipo de mensajes, que una danza con técnica virtuosa. Es bonito durante cinco minutos, pero luego te preguntas porque ha costado 30.000 libras. La danza es un juego de ricos. Si vas a ser una bailarina de danza contemporánea vanguardista tienes que ser la que transmita estos mensajes, no es como si la gente pija fuera a hacerlo.

¿Está preparando algún nuevo proyecto?

Sí, se estrenará en París en abril, se llama "Good lady magma", y está pensado para cinco mujeres. Son sexys en el estilo de la década de 1970, porque me gusta la publicidad de esa época cuando miras solo los colores y le echas una ojeada, pero es anti-feminista. En los anuncios siempre había una mujer que estaba representada sexy y desamparada. Estoy tratando de hacer una obra que se vea así.

Y también estoy investigando sobre las sectas que hubo en América a finales de 1960, en los ambientes hippies, inspirado por el movimiento del cuerpo femenino durante el orgasmo.