K. ELEJALDE VILLALAÍN
CRÍTICA «Glutinum mundi»

La armonía de lo total y de lo particular

Bajo el nombre de “Glutinum mundi” se presenta una exposición colectiva comisariada por el artista Jose Ramón Amondarain con objeto de crear un universo de imágenes que inviten al espectador a elaborar sus propias lecturas, ecos y conexiones.

La expresión glutinum mundi, según los alquimistas de la Edad Media, trataría de ese pegamento del mundo que provoca, en cualquier estado, una fuerza impersonal, un flujo vital, en el cual todos y cada uno participan en una misteriosa correspondencia atractiva. Esta exposición contiene 102 obras de la colección modus vivendi de Fernando Garate, una de las colecciones privadas de arte contemporáneo más importantes del País Vasco. Se da visibilidad, por tanto, a los coleccionistas vascos que atesoran importantes obras de arte contemporáneo.

Fotografías, pinturas, esculturas y videos conviven en los diferentes espacios de la sala Rekalde en Bilbo, sala de exposiciones pública que desde el año 1991 quiere constituirse como plataforma de aprendizaje de la práctica artística contemporánea, para proponernos un viaje por la creación de arte de los últimos 25 años principalmente.

Destacan en la muestra las imágenes fotográficas, resulta impresionante “Kill the poor”, del colectivo Democracia, una intervención sobre una limusina hummer dedicada a transportar coleccionistas y amantes del arte durante el Armory Show 2010, New York. “Dónde dormir 2015”, de Eugenio Ampudia, una fotografía de gran formato que te atrapa la mirada, donde un hombre duerme encima de un piano en medio del escenario de la magnífica sala iluminada del Palau de la Música de Barcelona, pertenece a una serie de fotografías más amplia, en la que el artista ha estado pernoctando en diversos lugares icónicos de la cultura y la historia del arte, que propone una reflexión sobre la naturaleza de los sueños y una reflexión sobre los códigos y estructuras del arte contemporáneo.

La pequeñez de los humanos ante sus propias obras queda patente en “Untitled. Luminous Fountain”, de Joao Onofre, donde juega magistralmente con la luz y el tiempo de exposición. Veremos también una de las últimas selvas de Europa, la de Irati en el norte de Nafarroa bajo la luz que proyecta una torre de iluminación de un campo de fútbol Twilight II de Carlos Irijalba, creando como réplica una redefinición de lo real en tanto que visible mediante el propio lenguaje del espectáculo.

Muchas fotografías interesantes salpican la sala, las expresiones de tedio, cansancio y aburrimiento de una trabajadora en una cadena de trabajo, varias explosiones, una bailarina con los brazos llenos de pintura, pero no se puede dejar de mencionar “S/T (Navaja”), de Txema Madoz, un artista conceptual que utiliza objetos cotidianos, creando nuevas asociaciones, ilusiones ópticas, incluso poesía con sus obras.

En diálogo con las imágenes fotográficas están dibujos como el de la “Serie estrujado: el origen del mundo”, de Javier Arce 2006 que reflexiona sobre el significado de las grandes obras de arte que son iconos artísticos. Así, los ha redibujado sobre papel irrompible y con rotulador para después estrujarlos y finalmente recuperarlos.

En una sala más oscura se disponen dos proyecciones de video, “Pneuma”, de Daniel Canogar y “Left to right, right to left”, 2006 de Charles Sandinson, proyección generada por ordenador que crea instalaciones de inmersión de datos, en silencio un baile de letras que vienen en grupos, se mezclan, se revuelven, se separan, generan formas reconocibles, unas manos que se saludan, que se enlazan, siguen danzando y por momentos es el caos y en unos minutos vuelve la reconciliación, quizá los mismo ocurre en la exposición “Glutinum mundi”, hay momentos en que prima la heterogeneidad, la pluralidad de los materiales, los temas, etc. y en otros, la diferencias se resuelven a favor de nuevas comprensiones.

Nombres de artistas consolidados como Francis Bacon, Cristina Iglesias, Pablo Picasso, Txomin Badiola, Esther Ferrer, Jaume Plensa se codean con otros artistas más jóvenes June Crespo, Nagore Amenabarro y Cristina Garrido. Sin embargo, todos y todas las artistas quedan en un segundo plano, porque la exposición propone una resistencia al desgaste que se produce cuando el espectador identifica al autor, para lo cual no identifica cada obra. Las salas se ven limpias, únicamente habitadas por las obras de arte, si bien en los lugares más discretos que se puedan encontrar, en el lateral de una columna o en el propio tabique de división de la sala se dispone de unas cartelas con las siluetas de los cuadros numerados y la relación de títulos, autores y año de composición. Aunque este sistema colabora a favor del planteamiento del comisario, reduce la interpretación a una conexión inmediata, no facilita en absoluto la identificación de las obras, para una posterior profundización y lectura de las mismas

En suma, bien merece una visita la colección de arte contemporáneo “Glutinum mundi” para descubrir cuál es el pegamento del mundo, cuál es nuestra memoria colectiva y disfrutar de esta gran colección.