Iñaki IRIONDO

El pleno anterior al de presupuestos

Es un lugar común de políticos y periodistas afirmar que el Pleno de Política General es el momento parlamentario más importante del año. El de ayer desde luego no cumplió. En el fondo, unos y otros llegaron a él dando por sabido lo que se iba a decir y con la vista puesta en la próxima pantalla, la de los presupuestos. Está claro que al lehendakari, Iñigo Urkullu, le gustaría seguir contando con el apoyo del PP, aunque Alfonso Alonso sigue haciéndose el indignado asegurando que, mientras se mantenga el acuerdo del PNV con EH Bildu sobre el Nuevo Estatus, con ellos no cuenten para nada. Pero ya le recordó la secretaria general del PSE, Idoia Mendia, que el 23 de mayo por la mañana se acordó en Gasteiz la parte más importante de esas bases, y por la tarde, en Madrid, el PP no tuvo ningún reparo en votar junto a los jeltzales los presupuestos de Rajoy. Así que dejemos que el tiempo sane heridas y, aunque Egibar y Mendia lanzaron anzuelos a EH Bildu, la experiencia dicta que lo que hoy se da por imposible mañana puede ser probable. Ayer mismo PNV, PSE y PP llegaron a un acuerdo fiscal en el Ayuntamiento de Gasteiz.

Si nadie lo evita, la cuestión del Nuevo Estatus va a quedar aparcada en los próximos meses en la comisión de expertos. De todas formas, el lehendakari marcó una posición rotunda al respecto con tres puntos muy claros: 1) Si en el Parlamento no se alcanza un acuerdo más amplio que el 61,3% de PNV y EH Bildu, será un «fracaso estrepitoso». 2) Lo que se apruebe en Gasteiz tiene que tener recorrido institucional en el Congreso de los Diputados. 3) Quiere un Estatuto de «rango cuasi-constitucional» y «una relación con el Estado basada en la bilateralidad y el pacto». Pues bien, el punto 1 muestra la forma de entender la política vasca que tiene Iñigo Urkullu y el 3 anula el 2, porque nunca las Cortes españolas van a aceptarlo. Su propuesta es también frustrante.

«¿Cuál es la alternativa?» a las negativas de Madrid a completar el Estatuto y a avanzar en la plurinacionalidad, se preguntó el lehendakari. Una es la confrontación democrática. Otra, creer en los milagros. Y la tercera, seguir aceptando, como se hace desde 1991, el «inaceptable» incumplimiento del Estatuto. Y escucharle subrayar que el marco actual «nos permite, si lo cuidamos, mantenernos en pie como Pueblo» hace pensar que Iñigo Urkullu está por esta última.