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Trump une a Rusia y China ante las sanciones de EEUU

Moscú y Pekín mostraron indignación por la nueva hornada de sanciones estadounidenses contra Rusia y, hecho inédito, contra China por la compra de armamento ruso. Es la primera vez que un Gobierno es castigado por EEUU por comprar material militar a Rusia, en concreto cazabombarderos y sistemas de misiles antiaéreos tierra-aire S-400. Las sanciones atizan las tensiones en el contexto de la guerra comercial decretada por Trump contra China y otros rivales.

Anunciadas el jueves por la noche, las sanciones fueron recibidas con furor por Pekín. El portavoz chino de Exteriores, Geng Shuang, anunció que China ha presentado una queja formal por lo que consideran «una violación flagrante de las normas internacionales que afecta a las relaciones entre ambos países y sus respectivos ejércitos» y apeló «enérgicamente a EEUU a que solucione este problema y retire estas sanciones», para advertir de que «de lo contrario, tendrá que asumir las consecuencias».

Paralelamente, Moscú, cuyas relaciones con Washington están al nivel más bajo en el trasfondo de una crisis diplomática sin precedentes, acusó a EEUU de amenazar la estabilidad mundial. El vicecanciller ruso, Serguei Riabkov, avisó a Washington de que deje de «jugar con fuego» y no se olvide de conceptos como «la estabilidad global, que está socavando de manera irreflexiva» con sus acciones contra Rusia.

Larga lista de sancionados

Una unidad clave del Ministerio chino de Defensa, el Departamento de Equipamiento y Desarrollo, y su director, Li Shangfu, han sido sancionados por EEUU por la compra de cazas rusos Sujoi Su-35 y del equipamiento ligado al sistema de defensa antiaérea rusa S-400.

El portavoz de la diplomacia china, Geng Shuang, justificó esas adquisiciones recordando que Rusia «es un socio estratégico» de Rusia y que esa cooperación tendría como objetivo «defender los intereses legítimos de los dos países, así como la paz y la estabilidad regionales».

Otras 33 personas y entidades (empresas, agencias...) rusas han sido incluidas en la lista de sancionados por EEUU. Entre ellas está Igor Korobov, jefe del servicio secreto militar ruso (GRU), así como la organización paramilitar y mercenaria Wagner, activa en Ucrania y Siria, y el empresario Yevgeny Prigozhin, acusado por la prensa occidental de ser el artífice de la campaña de desinformación contra EEUU en Internet, así como la fábrica de aviación Komsomolsk-na-Amure.

«Placer nacional»

Riabkov aseguró que en EEUU existe «un placer nacional por tomar medidas antirrusas» y cifró en que estaríamos ante la sexagésima ronda de sanciones contra Rusia desde 2011.

El Gobierno estadounidense aseguró que se trata de «castigar las actividades maliciosas de Rusia, como la injerencia en las elecciones estadounidenses, la anexión de Crimea y Ucrania» e insistió en que «el objetivo es Rusia, no la defensa de ningún país particular». Pero a nadie se le escapa que es una advertencia a Turquía, tentada de comprar el sistema S-400.

Y, sobre todo, a China. En palabras del secretario de Estado de EEUU, Mike Pompeo, «Rusia es agresiva..., pero a largo plazo, China representa la verdadera amenaza para EEUU».

Cohen colabora destapando el Russiagate

Michael Cohen, exabogado personal del presidente de EEUU, Donald Trump, ha sido interrogado por la Fiscalía de la trama rusa y está cooperando con los investigadores en unas pesquisas sobre la Organización Trump y otras entidades de la familia, donde desempeñó importantes papeles, informó ayer la cadena ABC. El letrado fue preguntado por cómo Trump ha gestionado su relación con Rusia, incluyendo sus negocios, además de la supuesta coordinación entre su campaña y el Kremlin para influir en los resultados de las presidenciales de 2016.

Cohen se declaró culpable por comprar el silencio de dos mujeres contra Trump. A cambio de una rebaja de la condena, está dispuesto a cooperar. GARA