Irati Jimenez
Escritora
JO PUNTUA

Llegan

Tras esta parada en la oleada feminista que a casi todo el mundo le ha valido para detectar el machismo más fácil (el de los demás) y aborrecer del peor de los patriarcados (el del vecino, siempre el del vecino), las huestes de lo que podemos llamar neomachismo dan muestras de estar mucho más cerca ya de nuestras conquistas que del horizonte.

No podían tardar. No hay sistema de opresión que caiga vencido por la bondad de un razonamiento justo ni por la generosa conciencia del que plácidamente ve cómo la comida se escapa del plato y piensa «bueno, qué le vamos a hacer». Al contrario. Los que nos quieren dominar no cejan jamás en su empeño. Yo creo que no pueden. Si no, que me expliquen por qué no hay una sola historia de emancipación humana que empiece con un «érase una vez, un opresor aburrido de serlo». Todas son del tipo «reunidos los oprimidos, calculan el riesgo de seguir tragando tanta mierda y alguien propone PRIMERA MEDIDA: FUEGO».

Se percibe, no tan lejos. Hay como una ofensiva patriarcal gestándose en el aire, huele a encías rabiosas y calientes. Se están empezando a escuchar argumentos horribles y me temo que es solo el principio, que más de una vez diremos «no cabe una barbarie más». Y cabrá. Se prepara la ofensiva y será tan cínica como queda pensar. Si aceptan algún machismo, dirán que fue pasado. Si admiten un hecho injusto, nos acusarán de exagerarlo. No creerán que nadie nos esté atacando y cuidado con sangrar, chicas, que puede ser victimismo. Utilizarán nuestros desaciertos. Dirán que o no pasó, o no fue para tanto o en el fondo, fue culpa nuestra. Cerrarán los debates que nunca dieron, harán todas las trampas. Habrá que aprender cosas nuevas, sanarnos, luchar.

En caso de duda será importante recordar que la alternativa a ser feministas es ya para los muy miserables, que siempre es mejor no sumar la nuestra a la omnipresente crueldad contra las mujeres y que la razón por la que nos quieren derribar es que habita en nosotras la inabarcable feminidad que más temprano que tarde les habrá de destronar.