Joseba ITURRIA
Entrevue
IGOR ANTON
CORREDOR DEL DIMENSION DATA

«Hasta el último día fui feliz en el deporte que quería vivir este sueño»

El de Galdakao (1983) trasmite tras despedirse en la Vuelta la satisfacción por una carrera deportiva que empezó 25 años antes. Asume las desgracias que le han impedido obtener mejores victorias, da mucha importancia al último día y por ello sentencia que «si me llegan a decir lo que completo el domingo en Madrid lo habría firmado con los ojos cerrados. Por eso la valoración es espectacular».

Igor Antón repasa con GARA su carrera rodeado de los maillots que ha lucido en el club de Galdakao, el Olarra, Euskaltel&bs;-Euskadi, Movistar y el último de Dimension Data. Con ellos aparece el rojo de la Vuelta (2010), el amarillo del Tour de Suiza (2008) y el azul de su última victoria en Asturias (2015).

¿Cuáles son los primeros recuerdos con una bici en Galdakao?

Tengo muy buenos recuerdos de la pista de atletismo, que para llegar es una subida muy dura y, a parte de mis condiciones, influyó en que fuera escalador porque todos los lunes, miércoles y viernes subíamos esa cuesta para entrenarnos. Empecé en 1993 con unas bielas cortas que me pusieron para llegar a los pedales en una Fuji, por eso mi mote... En Galdakao estuve nueve años, cinco de escuela, dos de cadete y dos de juvenil. Me daba la sensación de que me debía al equipo de mi pueblo. En la primera foto éramos un montón y los últimos años muy pocos. Aguanté hasta al final y la escuela aguantó poco más. Cogí el último vagón de esa escuela y me ayudaron mucho. Mi primer entrenador fue Iñaki Etxabe, padre de un amigo mío.

En juniors destaca con trece victorias y le ficha la Fundación para el Olarra amateur (2002-04).

Tenía que llegar solo para ganar y siempre en montaña... En la Vuelta a Basaya fui quinto y esa carrera me enganchó, no para pensar que iba ser profesional, pero sí para decir que quiero disfrutar de este deporte. Fue como aprobar la selectividad para ir a la universidad antes de ser profesional. La clave de pasar al Olarra fue Xabier Artetxe, actual preparador del Sky. Me llamó y me insistió, era un equipazo y fue un acierto. Era la antesala de ir al Euskaltel. Estuve tres años y le tengo que agradecer lo que me enseñó.

Y debuta con el Euskaltel en el Tour del Porvenir del 2004...

Estaba alucinado de vivir aquellas sensaciones. No me lo creía. No sabía que iba a pasar a profesionales y lo veía como un regalo que se acababa en diez días. Se corría por equipos con corredores menores de 25-26, no como ahora que es por selecciones sub’23. No gané ninguna etapa, solo di algunos destellos, pero hay trenes que pasan y si no los coges no vuelven y se fijaron en mí y Miguel Madariaga me dio la oportunidad de pasar al Euskaltel. En 2005 se saca el Orbea continental y fui el último y el único que tuve la suerte de dar el salto del Olarra al Euskaltel. A veces es demasiado grande, pero me vino muy bien, estaba más que formado de aficionado.

Y da sus primeros destellos en su debut en una grande en el Giro de 2005 que acaba con 22 años...

Me avisaron tres días antes de empezar, llevaba unos calcetines de ciclismo y el traje con el que iba Euskaltel a las vueltas y mi amigo se reía de mis pintas... No me había puesto un traje en mi vida. Luego me di cuenta de lo duro que era aquello. En una etapa dura con Di Luca, Bettini y Garzelli dije estoy aquí y hay que dejarse ver. Lancé un ataque a 30 de meta y, aunque aguanté poco y llegué a diez minutos, la gente me lo recuerda mucho.

Y llega la victoria en Calar Alto en su primera Vuelta de 2006.

A partir del segundo año empecé a notar que asimilo mejor los entrenamientos, que me adapto mejor y a final de temporada exploto en la subida a Urkiola que ganó Mayo y en la Vuelta lo confirmo con la primera victoria en profesionales. Había una preparación previa para que llegara a final de año en condición óptima, había tenido destellos en algunas carreras y después de Burgos y Urkiola fui a la Vuelta sintiendo que iba más hecho que el año anterior al Giro y que iba a estar un poco mejor aunque no pensaba ganar una etapa. Son los detalles que hacen cambiar tu vida deportiva. Puedes quedar segundo y has andado lo mismo, pero ganar te hace darte cuenta de que puedes hacerlo y confías más.

En 2007 gana una etapa en Romandía y es octavo en la Vuelta.

Ganar en la Vuelta permite que te veas en esas situaciones y gano en Romandía. De hacer una gran Vuelta me llevan al primer Tour y veo que todo no es un camino de rosas. Vi la cruda realidad, estaba muy fatigado, muy delgado, abandoné y tuve que descansar. No me veía capacitado para ir a la Vuelta, me medio obligaron y curiosamente mi cuerpo lo asimiló, tras el descanso me encontré mejor y acabé octavo la general con 24 años.

Y era sexto en la Vuelta de 2008 cuando sufre su primera caída grave camino del Angliru...

Estaba en la cúspide. Pierdo por los pelos una Euskal Bizikleta y en Suiza gano una etapa y acabo en el podio. La gente me recuerda mucho la Vuelta de 2010, pero en 2008 estaba en uno de los mejores momentos en mi carrera al nivel de Valverde y Contador en la montaña y si no llega a ser por la caída del Cordal habría estado en el podio o quinto.

En 2009 sufre las secuelas de la caída, pero gana en Urkiola...

Me deja tan lastrado muscularmente que la pierna no respondía. No andaba mal, pero me faltaba condición. Fui al Tour y me lo tomé como rehabilitación. No lo hice mal, tuve detalles, pero no era el mismo. Aun así conseguí una de las victorias a la que más cariño le tengo en Urkiola. En la Vuelta pillo alguna fuga, pero fue un año extraño...

Y llega la caída como líder de la Vuelta de 2010 tras ganar dos etapas y ser el más fuerte.

Antes gano en el Morredero a Contador en Castilla León, en Flecha estoy cerca del podio y de ganar y me empiezan a venir mensajes de que tienes que ir al Tour y digo que déjate del Tour, que es un matadero, y vamos a preparar la Vuelta al 100%. Estaba a un nivel buenísimo, preparé la Vuelta como debía y así salió. En Romandía en una etapa en un puerto les metí un minuto en el alto y me cogieron e hice segundo, me ganó Valverde, luego se la quitaron y me la dieron. Era el año más completo y en la Vuelta veía que tenía posibilidades de ganar. No llegas a hacerte ilusiones porque sabes que pueden pasar muchas cosas, tenía más responsabilidad y vivía cosas que no conocía, atender todos los días a los medos, el control antidopaje... Tengo el recuerdo de sentirme desbordado y, si no es por la caída, habría ganado o hecho podio.

En 2011 gana en el Giro en Zoncolan y en la Vuelta en Bilbo, pero sin alcanzar ese mismo nivel.

En Zoncolan el nivel fue brutal, a la altura de 2010, pero no tienes tanta regularidad. La Vuelta era mi carrera ese año, pero no me recupero al 100% del esfuerzo del Giro. Al final conseguí resarcirme y volver a entrar en la carrera. Acabo quinto en Peña Cabarga, sexto en Angliru, había perdido las opciones en la general y con esa condición física voy a por la escapada en la etapa en Bilbao y vivo el mejor momento gracias a haber fallado en la general. No hay mal que por bien no venga. He sido afortunado y muchas veces es mejor hacer algo menos para conseguir un logro más espectacular.

La última Vuelta de 2013 con el Euskaltel y el adiós en el podio...

No me quiero olvidar del 2012, que logro otro Top 10 en la Vuelta que lo valoro más ahora que entonces. Estoy orgulloso de ese noveno puesto. 2013 fue un año muy extraño, tenemos que luchar contra todas las dudas de ver qué pasa con el equipo. Vamos al Tour con una presión excesiva, parecía que dependía del Tour conseguir un sponsor cuando llevábamos años buenísimos. El Tour fue durísimo y, a partir de ahí, empezamos a pensar en el final de año. Algunos buscan equipo, otros esperan que se solucionara el problema y entre medias conseguimos en el último día que me visto de naranja ganar por equipos y dar la vuelta de honor y de la desaparición. Y tienes sensaciones de pena por algo que empieza en 1994 con la etapa de Sagasti...

Con Movistar (2014-15) logra sus dos últimas victorias en Asturias.

Esa victoria la tenía entre ceja y ceja, tenía que dedicársela a mi ama que hizo tanto por mí y por desgracia falleció. Poder levantar los brazos fue muy importante para mí. Y con el maillot de Movistar gané el Giro con Nairo y compartí victorias con Valverde como la de Donostia.

Y las tres últimas temporadas en el Dimension Data (2016-18).

En el ciclismo lo que me faltaba por experimentar era estar en un equipo extranjero, con mi inglés básico intentar defenderme, conocer las culturas diferentes que hay en el equipo. Y el tema solidario de la Fundación Qhubeka, que donamos bicicletas a niños en África para que puedan ir al colegio. Dos veces he ido a ese reparto y la sonrisa que te dan es impresionante.

El del domingo fue el final deseado, ¿que sintió ese último día?

Un deportista no sabe cuándo y dónde retirarse porque no es fácil. Quieres quedarte con un buen sabor de boca y no todo el mundo lo consigue. Elegí retirarme en la Vuelta, donde yo quería, en la carrera que tanto me ha dado, con el detallazo del pelotón de dejarme dar la vuelta de honor. Hasta el último día fui feliz en el deporte que quería vivir este sueño que se realizó. Ahora hay que despertarse del sueño de la mejor manera. De una fiesta hay que saber irse a tiempo, que no te pille el toro.

¿Qué valoración realiza del conjunto de su carrera?

Si me llegan a decir lo que completo el domingo en Madrid lo habría firmado con los ojos cerrados. Por eso la valoración es espectacular. Podía haber ganado algo más, podía haber sido más egoísta, pero el balance es muy bueno porque he vivido los dos extremos. Lo que es ganar y ser gregario y ayudar a grandísimos corredores como Nairo o Valverde o estar en un equipo extranjero con experiencias personales que te aportan y enriquecen tu vida. Los resultados en unas carreras han sido más de lo pensado y en otras menos, pero con los años hay detalles que en su momento no valoras y ahora sí. Por eso la nota es muy buena hasta el final.

¿Con qué momento se queda de todos los que ha vivido?

Bilbao. Eso lo eclipsa todo, pero nunca se puede olvidar el momento en el que te dicen que vas a ser profesional o la primera victoria en la Vuelta, pero fue el día de mi carrera deportiva.

¿Siente que la mala suerte en las dos caídas y la larga enfermedad y el fallecimiento de la ama le dejaron sin mayores victorias?

Son cosas que marcan a cualquiera. La vida no es una línea recta, vas sumando cosas y te formas como persona y deportista. Te puede influir, hay momentos difíciles que superar, pero más allá de los resultados, lo que te queda es la experiencia personal, que la aplicas en la vida. Esos momentos de ansiedad o cuando no van las cosas como quieres sigues luchando y los superas. Si no, hace años que habría dejado antes la bicicleta.

 

«No cambiaría ganar diez carreras más por ese cariño de la gente»

Trasmite que «sabía que alguna vez llegaría el final y tendría una vida más allá de la burbuja en la que vivimos. Estoy saliendo, no he salido aún de ese mundo irreal e intento poner los pies en el suelo».

¿Siente que ha sido una persona sencilla y accesible y muy querida por toda la gente?

Te das cuenta de que eres un privilegiado, tienes la suerte de estar bien remunerado y estamos en la élite y no te quejes. Atiende a los periodistas y a los aficionados porque gracias a ellos es por lo que estamos aquí. Agradeces el cariño, la cantidad de mensajes recibidos... Ayudan las redes sociales, que llegas a más personas, pero te sientes muy orgulloso y afortunado de conocer a tanta gente. Es lo que te llevas, no cambiaría ganar diez carreras más por ese cariño de la gente.

¿Qué supone vivir el proyecto más unido a un pueblo como Euskaltel-Euskadi?

Es el equipo de mi corazón, de mi vida. He estado en él hasta su desaparición y es para estar orgulloso. He vivido sus mejores años, todo el mundo me va a recordar con ese maillot. Tener una afición como la que hemos tenido... La marea naranja me ponía la piel de gallina. He sido un privilegiado.

¿Qué piensa hacer en el futuro?

Me gusta mucho el tema de la comunicación, el periodismo y lo motivacional. Pasamos momentos complicados de tensiones y ansiedad y esa información trasmitirla. Debo reflexionar, recuperar energías, pensar qué quiero hacer y vivir la vida. Algo tan simple como ir al monte. Suelo hacerlo en invierno, pero muchas veces no puedes. Viajar un poco más a mi modo aventurero. Me gustaría hacer un trekking con mi aita en Nepal. Ir con la bicicleta con alforjas, hacer viajes con un coche antiguo que tengo, dormir perdidos en la montaña. Y disfrutar más de la familia. Quiero hacer un viaje con mi mujer y mi hija por Europa. Recuperar muchos eventos a los que no he podido asistir con mis amigos. Disfrutar de Udane, que tiene un año y cinco meses. No he podido estar todo lo que quería porque necesitas estar entre algodones.

Hace mucho por hablar y apoyar el euskera...

En Galdakao es complicado hablar más, no es como en Ondarroa o Markina, pero sí hago esfuerzos y hablo en euskera con los Izagirre, Pello Bilbao, Markel Irizar... En la Vuelta he hablado con Bingen el director siempre en euskera. Con un exfutbolista como Koikili solemos ir a concienciar a los niños para que en el deporte hablen en euskera.J. I.