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DONOSTIA

Aita Mari, un barco vasco para salvar vidas en el Mediterráneo

La iniciativa de la ONG guipuzcoana Salvamento Marítimo Humanitario y el apoyo del Gobierno de Lakua y otras instituciones han dado como fruto un barco vasco de salvamento en el Mediterráneo. El Aita Mari, antiguo atunero, trabajará en las costas libias.

Ayer fue presentado en Getaria y en «diez o quince días» puede estar salvando vidas en el Mediterráneo. Desde el puerto del que antes partía a capturar atunes se fleta ahora el remozado Aita Mari, fruto de la colaboración entre la ONG guipuzcoana Salvamento Marítimo Humanitario y varias instituciones, con el Gobierno de Lakua a la cabeza dado que ha aportado 400.000 euros para esta acción.

Superado el pequeño susto de su irrupción en la bocana del puerto, cuando un fallo en el sistema de telemando del freno provocó que la embarcación chocara con un muelle sin consecuencias importantes, el buque se abrió al público para contemplar sus instalaciones, ya adaptadas a la acogida de inmigrantes.

Tras nueve meses de trabajos, el Aita Mari es una realidad y el barco está listo para zarpar al Mediterráneo central, una zona en la que «en estos momentos no operan barcos de asistencia humanitaria y los únicos que navegan son militares y los guardacostas libios», algo que es «insuficiente», explicó a los medios Iñigo Mijangos, presidente de la ONG guipuzcoana.

El buque, que cuenta con capacidad para atender a 150 personas y para tener 18 tripulantes, zarpará del puerto de Pasaia en unas dos semanas. La Capitanía Marítima del puerto y las instituciones involucradas «están cooperando al máximo», indicó el presidente de SHM, añadiendo que mientras tanto el barco está «en periodo de navegación de pruebas».

Recordó que en lo que va de año 1.730 personas han muerto en el Mediterráneo y no quedan buques de rescate de ONG ya que el Aquarius, fletado por SOS Mediterran y Médicos Sin Fronteras, lleva dos días esperando en aguas internacionales frente a Malta para trasferir 58 personas rescatadas en la zona.

Entre las actuaciones acometidas en el viejo atunero figura la transformación de la bodega de pesca en una pequeña guardería que albergará a mujeres y niños, así como la de la antigua grúa, que ha sido desmantelada y adaptada a su nueva función de enganchar los botes de salvamento.

Otra de las estancias de la embarcación está dedicada a duchas y baños para que los emigrantes rescatados puedan limpiarse el gasoleo y la suciedad que han ido acumulando durante su viaje y lo puedan hacer en la intimidad.

Además contará con avanzados sistemas de comunicación que permitirán grabar todas las conversaciones mantenidas desde el buque para que «no pueda ser acusado de trata de seres humanos», agregó.

Desde el Ejecutivo de Lakua, el secretario de Convivencia, Jonan Fernández, destacó el apoyo a este barco como algo «estratégico, porque permite incidir en lo más importante, que es la determinación de salvar vidas».

«Hay una voluntad compartida entre instituciones y sociedad en favor de la solidaridad y los derechos humanos y de responder ante situaciones de emergencia humanitaria como esta del Mediterráneo», añadió.