“La idea de un signo” parte de la idea original de Sergio Rovira de mostrar en una misma sala la Colección Sánchez-Ubiría, formada por más de quinientas obras de arte contemporáneo y africano, y buscar nexos de unión entre las piezas. «A comienzos del siglo XX surge entre los artistas de vanguardia una fascinación ante la producción de arte africano. Se pone en valor lo que hasta entonces se había relegado a museos etnográficos», comentó en la presentación de la muestra –que abre hoy sus puertas y permanecerá en la sala Kubo-Kutxa hasta el 20 de enero– el comisario de la exposición Alejandro Castañeda, aunque matizó que el arte africano se ha mostrado descontextualizado: «Estas relaciones entre distintas formas de arte han omitido la naturaleza misma de estas piezas; por ejemplo, algunas van en contra del colonialismo y no ha interesado poner el foco en este tema».

En contraste, la muestra “La idea de un signo”, formada por 170 piezas de la colección que durante más de treinta años han alimentado Margarita Sánchez y el donostiarra Sebastián Ubiría y que cuenta en su totalidad con 500 piezas de arte contemporáneo y africano, enlaza ambas ramas del arte buscando nexos de unión y, en el caso del arte africano, contextualiza cada pieza detallando dónde fue elaborada y explicando, en algunos casos, las circunstancias históricas que la rodean.

La exposición, dividida en seis espacios, pone en contraste el arte contemporáneo y africano (salas 1 y 2) y acerca cómo el arte primitivo ha sido una fuente de ideas y conceptos (sala 3). Utiliza también textos de Hegel, Marx y Freud y un vídeo de Bruce Nauman, y habla de fetiches africanos, portadores de poderes mágicos (sala 4). Cuenta con un “gabinete de curiosidades” que reúne objetos exóticos (sala 5 ) y también pone el foco en el interés por el cuerpo (sala 6).