En los días precedentes los bancos fueron, prácticamente, los únicos culpables de los descalabros del Ibex, pero ayer se unieron otros factores que empeoran la situación. El Ibex perdió los 8.800 puntos, castigado por el rechazo de Bruselas a los presupuestos italianos y las caídas de Wall Street.

Aunque se podía anticipar la negativa de la Comisión Europea por los mensajes previos de advertencia a Roma, los inversores parecían albergar alguna esperanza de arreglo que evitara la colisión.

No menos intimidante era el desplome de Wall Street desde la apertura. Los inversores acogieron con gran decepción las rebajas en las previsiones de beneficio para este año por parte de Caterpillar y 3M. A la hora del cierre en Europa, el Nasdaq restaba cerca de un 2%, mientras que el Dow Jones y el S&P 500 retrocedían más de un 1,50%. El Ibex terminó con un recorte del 0,91%, hasta los 8,726,10 puntos, ahondando en sus mínimos desde 2016. En el año pierde ya un 13,12%. Las mayores caídas correspondieron a Cie Automotive (-4,84%), Indra (-4,09%) y Meliá (-3,39%). Los bancos, excepto Bankia (+0,49%), continuaron con su cuesta abajo. Los peores fueron Sabadell (-3,32%) y Caixabank (-2,18%). En el lado de los ganadores, despuntó la reacción de Dia (+10,29%).

En Europa, destacaba el batacazo de Fráncfort (-2,17%), donde Bayer se hundía un 9,50% por el pago de una elevada indemnización en EEUU. Por su parte, París bajó un 1,69%, y Londres, un 1,24%, mientras que Milán solo perdía un 0,86%, pese al áspero enfrentamiento del Gobierno italiano con Bruselas. Por el contrario, la prima de riesgo, que se acercaba a los 320 puntos, y el rendimiento del bono a diez años, alcanzando el 3,60%, sí daban señales de alarma.