Después de que en setiembre murieran dos trabajadores en las obras del TAV, EH Bildu llevó al Parlamento una propuesta para profundizar en la investigación de las condiciones de contratación, los horarios laborales, las medidas de seguridad, la maquinaría y los medios de trabajo. Pero ayer se encontró con que PP y PSE le respondían que uno de esos trabajadores murió de un infarto y el otro por no poner el freno de mano en el camión (aunque no se sabe que haya informe de Osalan sobre las causas). Y el PNV dijo que «es preocupante que se produzcan accidentes laborales, sin duda, como lo es que se produzcan accidentes de tráfico, pero no se plantea cerrar la autopista». La referencia se debía a que EH Bildu había pedido parar las obras de la «Y vasca» mientras se hacía el análisis, pero ese requerimiento se retiró en el acuerdo posterior alcanzado con Elkarrekin Podemos.

La cuestión es que, según los propios informes de Osalan, las seis muertes analizadas por el instituto dieron como resultado que las obras se estaban desarrollando sin atender a las medidas de seguridad. Por otra parte, se sabe que el día en el que el octavo obrero murió por un infarto las condiciones de calor fueron extremas. En cuanto a la novena muerte, de un trabajador de una subcontrata de otra subcontrata, las condiciones dentro del túnel eran de acumulación de empleados, camiones, mucho ruido y poca luz.

La parlamentaria de EH Bildu Rebeka Ubera y el de Elkarrekin Podemos Jon Hernández, demandaron más implicación de Osalan y la Inspección de Trabajo, que se muestran muy laxos con las empresas en estas grandes infraestructuras. Frente a ello, la jeltzale Begoña Otalora, Gloria Sánchez, del PSE, y Nerea Llanos, del PP, defendieron la actuación de las instituciones.

Con el voto de estos tres últimos grupos se aprobó un texto en el que se insta a Osalan y a la Inspección a que «sigan analizando», «continuen planificando» y «continuen priorizando» las actuaciones que ya vienen haciendo. Es decir, a seguir como hasta la fecha, consintiendo unas condiciones de trabajo duramente criticadas por los sindicatos, en unas obras en las que ya se han producido hasta la fecha nueve muertes que no fueron de tráfico.