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LONDRES

May recaba apoyos entre amenazas de moción de censura desde su partido

La primera ministra británica, Theresa May, nombró ayer a un euroescéptico como nuevo ministro para el Brexit, a la vez que recibió el apoyo de dos destacadas figuras de su partido, un balón de oxígeno ante la amenaza de una moción de censura dentro de su formación.

Un día después de la renuncia del ministro británico para el Brexit, Dominic Raab, la primera ministra, Theresa May, nombró como su sucesor al abogado euroescéptico Stephen Barclay, hasta ahora secretario de Estado de Salud. En una jornada frenética, el jueves habían renunciado cuatro miembros del Gobierno descontentos con el proyecto de acuerdo de Brexit negociado con Bruselas, lo que debilitó a May en un momento crítico.

Pero varios apoyos echaron ayer un salvavidas la primera ministra. El titular de Medio Ambiente, Michael Gove, una figura influyente entre los euroescépticos, afirmó que confiaba «absolutamente» en ella.

«Un acuerdo es mejor que ningún acuerdo, las empresas necesitan certeza», agregó el ministro de Comercio Internacional, Liam Fox, otro abanderado del Brexit. «Lo que necesitamos ahora es estabilidad», afirmó.

Dos analistas de la London School of Economics, Michael Ellington y Costas Milas, coincidían en cuestionar a quienes creen que Londres puede negociar un acuerdo mejor. «Nuestros socios de la UE se dieron cuenta hace tiempo (...) de que nuestro Gobierno es un desbarajuste. ¿Por qué estarían dispuestos a darnos más cuando estamos en una posición tan débil para negociar?», escribían.

Determinada a sortear los golpes y seguir adelante, May lanzó una inusual campaña mediática para ganarse el apoyo de la opinión pública. Así, respondió a las preguntas de los radioyentes en el programa del periodista Nick Ferrari, conocido por poner a destacados políticos en situaciones comprometidas en directo, en la emisora privada LBC. Al mismo tiempo, en el Parlamento, diputados pro-Brexit de su propio Partido Conservador montan un complot para arrebatarle el liderazgo al estimar que ha hecho demasiadas concesiones a Bruselas. Ya el jueves, un destacado legislador, Jacob Rees-Mogg, pidió un voto de censura, que necesita que al menos 48 diputados conservadores escriban peticiones similares. Más de 20 lo han hecho ya públicamente.

A su vez, aprovechando la frágil situación de May, los defensores de un segundo referéndum intensifican su campaña.

La UE estudia ya la futura relación

Los embajadores de los Veintisiete comenzaron ayer a debatir la declaración sobre la futura relación con Londres que la Comisión Europea pretende tener finalizada el próximo martes y que incluye referencias al comercio, la pesca, la cooperación judicial o la política exterior.

La UE, satisfecha con el texto negociado con el Gobierno británico, deja ver que no habrá cambios. «Es el mejor acuerdo que podíamos obtener», afirmó el belga Guy Verhofstadt, eurodiputado referente sobre el Brexit. Y la canciller alemana, Angela Merkel, descartó retomar la negociación: «Para mí la cuestión de nuevas negociaciones no se plantea en absoluto».

El primer ministro irlandés, Leo Varadkar, afirmó que May no tiene demasiado margen de maniobra para renegociar el acuerdo. «Si empezamos a incluir enmiendas o a replantearlo es posible que todo se desmorone», advirtió. Fuentes diplomática no descartaron «algunas correcciones técnicas» porque «es un acuerdo entre negociadores, no entre la UE y el Reino Unido».GARA