Nagore BELASTEGI
DONOSTIA

Palacios de ensueño con paisajes imposibles, de la mano de Laborde

Un palacio señorial portugués con vistas a la playa de la Concha, que además cuenta con la vegetación del templo camboyano de Angkor Wat, o una sala recargada de San Petersburgo en la que sobre un mosaico se asientan enormes pisapapeles de colores. Esas son algunas de las propuestas que podemos encontrar en la galería Ekain Artelanak de la Parte Vieja donostiarra, realizadas por Eduardo Laborde, que muestra sus cuadros de toque surrealista.

Ekain Artelanak acoge hasta el 9 de diciembre una muestra del «revisionismo palaciego» del donostiarra Eduardo Laborde, que mezcla el collage digital con la pintura tradicional para crear estancias imposibles.

Comenzó a hacer cuadros de interiores hace 20 años, y durante este tiempo ha ido evolucionando. Tras un viaje a San Petersburgo en el que visitó el Palacio de Verano de los Rovanov se le ocurrió una nueva forma de sacarles partido.

La exposición de la galería de Donostia cuenta con 12 cuadros –de los 60 que componen la colección– que nos muestran salas señoriales con vistas espectaculares. Por ejemplo, el palacio de Queluz (Lisboa) no tiene puerta, y da directamente a la Concha, un paisaje que se repite en el cuadro que cuelga de la pared. A su vez, en el interior están los árboles del templo de Angkor (Camboya).

«Es una vista surrealista. Estoy creando un ambiente que me pertenece a mí al mezclar un ambiente burgués, de la realeza, palaciego, con una vista muy sensible a mi modo de belleza. Los donostiarras tenemos un escenario tan bonito que cuando vamos a otros sitios decimos que no es tan bonito como la Concha, Ondarreta o el Monte Urgull. En ese sentido somos un poco Chauvinistas, y nos gusta lo nuestro exageradamente. En este caso estoy vendiendo un mensaje: la vista de la Concha con un envoltorio igual de bonito, que es la sala de un palacio», expresó el artista.

Para Laborde «el problema de este trabajo es que tienes que hacerte un archivo fotográfico muy bueno, y para eso tienes que meter en estancias que tienen mucha seguridad una cámara de fotos, que muchas veces está prohibido».

El collage profesional

Para conseguir esos escenarios imposibles, Laborde toma diferentes fotos, las edita y monta una sobre la otra digitalmente, y una vez impresas pinta por encima con óleos o veladuras para destacar lo que quiere, o directamente modificarlo. En ese imaginario mezcla los palacios y los paisajes con objetos de la cultura pop.

«Esto parte del collage, pero esa es una técnica más rudimentaria. Se puede despegar, tienes que poner cristal, y si haces cuadros grandes no son tan valorados por el público. Esto es un collage profesional, porque está todo en el mismo plano y puedes pintar encima. Me gusta la pintura tradicional mezclada con la modernidad. Para mí lo más importante es la composición», explicó sobre su técnica.

Uno de los iconos pop que se repite en sus obras es el cuadro de Marilyn Monroe que hizo Andy Warhol. «A Marilyn la uso mucho porque a la gente le encanta, y compran los cuadros solo porque sale ella, así que aprovecho los cuadros en los que no sé qué poner y pongo a Marilyn. Igual es abusar de ella. He seguido el trabajo de Warhol, que fue el primero en hacer serigrafía sobre lienzo. Yo también tengo obra gráfica con serigrafía; está poco valorada pero te lo puedes pasar muy bien haciéndola», comentó riendo.

Además, Laborde hace guiños a otros artistas, además de a Warhol. Por ejemplo, le gusta mucho Jorge Oteiza, por lo que en los paisajes de la Concha plasma la escultura del Paseo Nuevo. También sustituye los cuadros originales de las salas de los palacios por pinturas de Francisco Iturrino. «Se dice que pintaba al estilo Matisse, pero para mí es mejor», aseguró. A su vez, manifestó que pretende reivindicar el valor de los pintores de transición del siglo XIX al XX como Zuloaga.