EDITORIALA
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Un interesante ejercicio de pensamiento estratégico

Tras seis intensas jornadas y miles de horas de trabajo académico y de deliberación compartida, ayer terminó en Oñati el XVIII congreso de Eusko Ikaskuntza. Hoy, en presencia de los tres lehendakaris, Iñigo Urkullu, Uxue Barkos y Jean René Etchegaray, concluirán en esa misma villa los actos del centenario de la Sociedad de Estudios Vascos. Con un liderazgo renovado, tejiendo complicidades con las diferentes sensibilidades del país y vinculando a expertos que han sido capaces de armar equipos, Eusko Ikaskuntza ha reconstituido su peso institucional a la vez que lograba una mayor relevancia social. No es fácil hacer este ejercicio con el desgaste de un siglo y saliendo de una crisis que ha mermado seriamente sus recursos.

El congreso ha sido un ejercicio de reflexión estratégica interesante. Deja un poso relevante de pensamiento enfocado en los retos que afronta el país, las tendencias que más claramente le afectarán, las debilidades que tiene para conseguir sobrellevarlas y las fortalezas con las que cuenta para gestionarlas. En general, existe una preocupación común por las dimensiones de los cambios a los que nos enfrentamos como pueblo, pero no está del todo claro si ese diagnóstico es compartido y si se están poniendo las energías necesarias en algunos ámbitos. El espíritu de los debates ha sido constructivo y ha mostrado una voluntad clara de buscar alternativas y pensar a futuro.

Este congreso no es, ni mucho menos, un archivo cerrado, sino un material de trabajo que a partir de hoy está a disposición de la sociedad civil, las universidades y las instituciones. Diagnósticos sobre temas concretos, propuestas para algunos de los problemas identificados, modelos con los que otras naciones han gestionado los retos que vienen… Se perfilan opciones de nuevos consensos, pero también de nuevas discrepancias que habrá que saber gestionar en favor del desarrollo de la nación vasca, de su sociedad, de su ciudadanía.