EDITORIALA
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Skolae: por la educación, la salud y la libertad

Grupos de derechas y ultracatólicos han puesto en su punto de mira el programa de coeducación en la igualdad Skolae. Sus amenazas son tan serias que han provocado que la consejera de Educación, María Solana, tenga que llevar escolta. No sucede en Polonia ni en Hungría, hablamos de Nafarroa. Si Skolae es un programa educativo puntero en Europa, la derecha navarra es retrógrada en extremo.

Estos reaccionarios creen combatir así el Gobierno del cambio, pero luchan contra la realidad. Sus hijas e hijos no van a ser lesbianas y gays por culpa de Skolae. Aunque ellos digan «el mío no», van a serlo porque antes o después en la vida se van a guiar por sus gustos y preferencias, no por los prejuicios de sus padres. Si esos niños y niñas no adquieren esa libertad, sufrirán, y es parte del proceso educativo que no sufran porque sus progenitores son energúmenos. En el mejor de los casos, Skolae les alejará de relaciones tóxicas, de estructuras de poder abusivas, de la discriminación por el hecho de ser mujer o por querer a quienes quieran y a su manera. Estadísticamente, los centros donde más riesgo de abusos sexuales corren son precisamente los preferidos de estos reaccionarios, los asociados a la Iglesia. Porque es esa institución la que ha negado y ocultado a decenas de pederastas. Lo dicen las estadísticas y el Papa Francisco. Aunque no quieran verlo, es dentro del modelo de familia que ellos defienden donde más malos tratos y violencia sexual existe. Lo dicen los datos de la judicatura española, poco sospechosa de sostener el feminismo y «la ideología de género».

UPN y PP han vuelto a buscar en este tema el talón de Aquiles del Gobierno del cambio y se han vuelto a equivocar. Les acerca al falangismo violento que siempre ha estado activo en Nafarroa, un ambiente que les es familiar pero que les empuja a los márgenes de la sociedad. En la Nafarroa actual, estar en contra de la libertad, de la salud y de la educación en igualdad es una apuesta perdedora.