Mikel INSAUSTI
Crítico cinematográfico

Ventanas cerradas

No es agradable escribir columnas con un enfado mayúsculo encima, porque se dicen cosas de las que uno luego se arrepiente. Pero ahora mismo me siento engañado y atacado como cinéfilo por Netfilx, plataforma digital que sigue una estrategia maquiavélica de explotación de la creatividad cinematográfica a la que festivales de cine, cineastas y distribuidores deberían ir poniendo freno de forma conjunta y solidaria.

Y es que en Netflix no terminan de entender que uno pueda ser sucriptor y ver determinados contenidos audiovisuales en su casa, sin que ello sea impedimento para que estrenos puntuales concebidos para salas de cine puedan verse en una gran pantalla. Como espectador me han negado el derecho a disfrutar “Roma” de Alfonso Cuarón proyectada en su blanco y negro original rodado en 65 mm. y con sonido Altmos, a no ser que me desplace a Madrid, Barcelona o Málaga.

El estreno de hoy en sólo cinco salas es una estafa, ya que Netflix anunció a bombo y platillo que se distribuiría en 30 países. Todo ha sido una excusa para poder optar a los premios anuales con la vista puesta en los Óscar, al igual que se presentó en la Mostra de Venecia para luego rentabilizar el León de Oro ganado. Otros representantes del cine de autor harían bien en ngarse a trabajar para Netflix, ya que no respetan su obra tal como ha sido hecha.