Martxelo DÍAZ
BARAÑAIN

Barañain recuerda a su vecina Karmele Solaguren tras ser reconocida como víctima de la dispersión

Vecinos de Barañain recordaron ayer a Karmele Solaguren y la reivindicaron como víctima de la dispersión en un acto que tuvo lugar junto al monolito erigido en su memoria cuando se cumplían catorce años de su muerte.

Solaguren falleció el 6 de diciembre de 2004 en un accidente que sufrió en una carretera de la provincia castellana de Soria cuando se dirigía a la cárcel de Alcalá-Meco, donde estaba preso su hijo, Ekain Guerra.

El acto de homenaje de ayer fue especial, ya que fue el primero que tuvo lugar después de que el Ayuntamiento de Barañain reconociera oficialmente a Solaguren como víctima de la dispersión.

Los portavoces de la plataforma Karmele Gogoan destacaron que este reconocimiento se ha producido tras catorce años de lucha popular en los que han tenido que hacer frente a la cerrazón de las instituciones y a la represión policial.

Entre los asistentes al acto de recuerdo de Solaguren, se encontraba la alcaldesa de Barañain, Oihaneder Indakoetxea.

Junto a ello, los portavoces de la plataforma Karmele Gogoan subrayaron que tras el reconocimiento del Ayuntamiento de Barañain (en el que Solaguren fue concejal en representación de HB), todavía es necesario que tanto el Gobierno como el español reconozcan oficialmente como víctimas a las 16 personas muertas como consecuencia de la dispersión.

Asimismo, pusieron en valor el trabajo de la iniciativa Lotzaileak, surgida en Barañain para mantener vivo el recuerdo de Solaguren y denunciar la dispersión. Distintos colectivos de esta localidad se turnan para añadir telas a una cadena que vista cada 6 de diciembre el monolito situado en la avenida de Iruñea. Actualmente son los amigos del preso Xabier Sagardoi quienes son los encargados de custodiar y mantener esta cadena de telas, que comenzó con las que guardaba la propia Solaguren.

La plataforma Karmele Gogoan recordó que desde se puso en marcha la política de dispersión, 20 vecinos de Barañain han sido encarcelados en prisiones alejadas de Euskal Herria. En estos años, sus familiares y amigos han tenido que recorrer más de cinco millones de kilómetros para poder ver fugazmente a sus seres queridos, lo que supone dar la vuelta al mundo 125 veces.

En este periodo, los vecinos de Barañain que iban a visitar a sus allegados presos han sufrido nueve accidentes. Asimismo, la plataforma ha cuantificado en 559.628 euros el gasto en gasolina que han supuesto estos viajes. A esta cantidad, habría que añadirles los gastos de alojamiento, comidas, multas y peajes que suponen los viajes a las cárceles.

Asimismo, denunció que durante catorce años el Ayuntamiento de Barañain «fue partícipe de una mentira que le hizo cómplice de los estados que promueven la política de dispersión y ocultan su responsabilidad, negando la existencia del sufrimiento que causa», al negarse a reconocer a Solaguren como víctima de la dispersión, algo que se ha logrado superar gracias a la lucha popular.