Aritz INTXUSTA
IRUÑEA

La fiscal compara la cripta de Mola con el «salón de estar» de los Caballeros de la Cruz

El juicio a Carolina Martínez y Clemente Bernad quedó visto para sentencia ayer después de que se aplazara en busca de un párroco. La Fiscalía insistió en los dos años de cárcel por colocar una cámara en una rejilla con el fin de grabar una misa de exaltación franquista.

Clemente Bernad hizo uso de su derecho a la última palabra antes de que el caso quedara a la espera de sentencia. El documentalista afirmó que el delincuente no es él y que los auténticos criminales son los Caballeros Voluntarios de la Cruz que, cada mes, celebran actos de adoración y misas junto a las tumbas de los sanguinarios golpistas Emilio Mola y José Sanjurjo.

La fiscal, sin embargo, no lo ve así. Mantiene una petición de dos años de cárcel por haber colocado una cámara escondida en una rejilla ilegal que los caballeros abrieron desde la cripta a las dependencias municipales del Monumento a Los Caídos, convertido hoy en sala de exposiciones. En su opinión, la cripta es el «salón de estar» de esta particular orden que se creó para ensalzar el alzamiento fascista de 1936. Y además, la representante del Ministerio Público sostiene que Bernad (que asumió haber colocado la cámara) no es el único autor de los hechos y, por ello, exige igual pena para su pareja, Carolina Martínez. Ambos trabajaban en el documental “A sus muertos”, dedicado a la historia del segundo monumento de exaltación golpista del Estado, solo por detrás del valle de Los Caídos.

La acusación particular –ejercida por un miembro de esta orden que ni siquiera fue grabado por la cámara en cuestión, que solo funcionó durante unas horas antes de ser descubierta– eleva la petición de cárcel a dos años y seis meses. La petición de multa es la misma, 1.200 euros, solo que la acusación particular pretende una indemnización suplementaria de igual cuantía.

El abogado defensor insistió en que Martínez no tomó parte en la colocación de los elementos de grabación. Y subrayó que no se intentó grabar algo íntimo, puesto que las misas son actos públicos. «La misa, por definición, no puede ser íntima. Ni siquiera privada», subrayó.

Y sobre la comparativa de que la cripta es equiparable a un salón de estar, el abogado de Bernad y Martínez defendió que «la Iglesia ni puede permitir que en un lugar sagrado se hagan reuniones» y, además, insistió en que ese lugar en ningún modo puede equipararse con el domicilio de una persona.

El juicio se aplazó durante semanas porque no se localizaba a dos expárrocos de Cristo Rey. Finamente testificó solo uno de ellos, Aurelio Zuza, que sorprendentemente llegó a decir que desconocía que allí se celebraran ese tipo de ceremonias.