Tres años después de sellar el Acuerdo de París contra el calentamiento del planeta, 197 países definieron en Katowice (Polonia) de qué manera lo harán, cuando los efectos ya se están registrando en varias regiones del mundo. La conferencia COP24 definió los instrumentos para aplicarlo pero sin comprometerse a asumir una mayor ambición frente al cambio climático, pese a la urgencia subrayada por los científicos.

La tendencia actual es exactamente la contraria: la temperatura ya aumentó 1 ºC respecto a la era preindustrial y las emisiones de gases de efecto invernadero se han disparado un 2,7% en 2018.

Según el último informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático (IPCC), el mundo solo puede permitirse un aumento global de 1,5 ºC hasta fines de siglo, para evitar poner en peligro el futuro de la humanidad.

Este dato científico, considerado como la base de toda la acción política, fue no obstante cuestionado en la COP24 por un pequeño grupo de países liderado por EEUU, cuya salida del Acuerdo de París no será efectiva antes de 2020.

Frente a quienes defendían que el informe no puede someterse a debate, estos países pretendían que el texto final no hiciera referencias al mismo. Finalmente, la COP24 se limitó a «invitar a las partes a hacer uso de las informaciones contenidas en el informe».

«Hubo una falta de respuesta sorprendente al informe. ¡Los países no pueden reunirse para decir que no pueden hacer nada más!», deploró Jennifer Morgan, de Greenpeace International.

«Los líderes mundiales presentes en Katowice han logrado avances importantes pero, aun así, lo que hemos visto en Polonia revela una falta de comprensión fundamental por parte de algunos países de la crisis actual» que vive el planeta, criticó el portavoz de cambio climático del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF), Manuel Pulgar.

La coalición Justicia Climática recordó las palabras de la adolescente sueca de 15 años Greta Thunberg, quien durante esta COP24 afirmó ante los delegados que «los sufrimientos de muchos van a pagar los lujos de unos pocos», y lamentó que este mensaje sirve para resumir los resultados obtenidos.

&discReturn;Las maratonianas negociaciones, que retrasaron un día la conclusión de la cumbre, evidenciaron las reticencias a aplicar medidas pese a la urgencia de la situación. Finalmente, se optó por privilegiar el consenso.

El manual adoptado por la COP24 incluye las cuestiones de transparencia, un asunto clave porque permite a los países controlar que el resto cumple con su parte de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero. También concede cierta flexibilidad a los países en desarrollo, los cuales, sin embargo, esperaron en vano que se concretara cómo las naciones ricas cumplirán su promesa de apoyarlas con 100.000 millones de dólares anuales a partir de 2020.

Los países tampoco se comprometieron a elevar sus metas de reducción de gases de efecto invernadero fijadas en 2015, pese a que el informe del IPCC alerta de que limitándose a lo ya acordado no se impedirá que la temperatura global se eleve en 3ºC. Los países deberían reducir sus emisiones casi un 50% en 2030 respecto a 2010 para evitar consecuencias catastróficas.

«La cólera está llegando y es necesaria»

La COP25 se celebrará entre fines de 2019 y principios de 2020 en Chile, elegido como sede después de que Brasil retirara su oferta en plena transición con el futuro gobierno del ultraderechista Jair Bolsonaro, quien cuestiona el cambio climático. Costa Rica, que también se había ofrecido candidata, acogerá finalmente la cita preparatoria. Previamente a la COP25, se celebrará una cumbre climática en setiembre en Nueva York convocada por el secretario general de la ONU, Antonio Guterres. «Mi prioridad será ahora la ambición», señaló en un mensaje leído por la responsable del clima sobre la ONU, Patricia Espinosa.

Con el manual de reglas bajo el brazo, ahora «hay que dejar de negociar» bajo este formato internacional, dijo el viernes una de las arquitectas del Acuerdo de París, Laurence Tubiana.

«La cólera está llegando. Y ésta, o al menos la presión, es absolutamente necesaria. Esto es lo que va a permitir avanzar. Hay muchos movimientos que no decaen», afirmó.GARA