Ramón SOLA
donostia
Entrevue
ANA SAROBE, MARISA DEL BARRIO, GENTZANE CALLEJO Y NEKANE BASAURI
FAMILIARES DE PRESOS VASCOS

«A veces nos dicen ‘¿ah, pero ¿aún seguís así?’ Somos rehenes de sus conveniencias»

Etxerat felicita estas navidades con el mensaje «Un resquicio puede ser el inicio de un espacio infinito». Efectivamente, 2018 abre una ventana de esperanza a los familiares, pero tan pequeña y con tanto riesgo de cerrarse que apenas llega aire fresco a este colectivo humano marcado por la cárcel, la lejanía, el sufrimiento, y también el amor.

El acercamiento ha aliviado la situación de Arkaitz Agirregabiria o Jagoba Codo. Pero más habitual es que la moneda siga cayendo en cruz: Joseba Arregi continúa preso a los 72 años y Mikel Karrera muy lejos con una cadena perpetua a la espalda. Estas cuatro historias resumen bien la encrucijada de este 2019 y son tan potentes que hablan por sí solas. A GARA le basta con poner la grabadora:

Empecemos por los casos en que algo ha mejorado. Los abogados destacaban hace tiempo que Jagoba Codo reunía todos los elementos para ello: está enfermo grave, tres cuartos de condena cumplidos, tiene el segundo grado... De momento, de Castellón a Logroño. ¿Cómo está?

GENTZANE CALLEJO (tía): Jagoba debería estar en casa por todos esos condicionantes, sobre todo por estar enfermo. En cuanto lo han traído a Logroño ha pedido permisos de salida. Veremos. Eso sí, para los familiares supone muchísimo, porque somos una familia corta; su mujer y su hijo están en México, y su madre y sus tíos somos los únicos que nos desplazamos. Hemos notado una diferencia tremenda. Por tiempo, por economía, pero sobre todo por riesgo y por cansancio. Mi madre, su abuela, que ha fallecido este año, ya no podía ir a verle hasta Castellón. Ahora salimos a las 9.00 de Donostia y si queremos volvemos para comer. En Castellón nos planteamos ya no ir todas las semanas, debido a la edad que tenemos y a la carretera tan mala que hay desde Alcañiz hasta la cárcel. No sé si sabéis que el último vis de octubre nos coincidió con los temporales y tuvimos siniestro total con un pedrusco.

Luego está su enfermedad [espondilitis anquilosante]: los médicos ya le dijeron que no le va a matar, pero no le va a permitir vivir dignamente. Está muy encorvado, muy dolorido, no duerme más de dos horas seguidas... Y la alimentación: en Albocasser la comida era malísima y no tenían posibilidad de demandadero, ahora en Logroño ha podido empezar a comer sus ensaladas y su fruta fresca y está encantado porque eso es fundamental para su enfermedad. Le han autorizado también a comprar una manta eléctrica, sábanas de franela.. cosas a las que fuera no damos importancia pero que dentro y en esas condiciones son fundamentales.

Arkaitz Agirregabiria, de Fresnes a Lannemezan...

MARISA DEL BARRIO (madre): ... de la noche al día. Arkaitz ha sido aita y solemos ir con la peque. Gracias a dios, no tuvo que ir a París porque nació en julio. Ya me veía yo con el cochecito, yendo no ya hasta París, sino hasta Fresnes. Y allí nos han salido hasta ratas en las visitas...

Ha sido un cambio inesperado. Arkaitz había recurrido el juicio y en abril lo movieron a Lannemezan, ya en cumplimiento. De la noche al día, insisto. Aparte de la distancia, están trece vascos, ha hecho un curso de cocina y otro de soldadura, muchas más horas de patio... Ahora podemos hacer tres horas de visita a la mañana y tres a la tarde, dos días a la semana. Con su pareja tiene opción de lo que llaman «la salita», también tres horas a la mañana y tres a la tarde ellos solos en un sitio. Y luego el VF, que son los de 24 ó 48 horas en el apartamento que está arriba de la cárcel. Es increíble teniendo en cuenta que antes llegó a estar en Bourg-en-Bresse, ¡al lado de Suiza!, teníamos que salir el jueves para poder verle.

Mikel Karrera sigue en Réau, cerca de París, ¿cuál es su situación?

ANA SAROBE (madre): Ya ha estado en nueve cárceles francesas y dos españolas. Primero en Bretaña, donde no veía a nadie, hizo una huelga de hambre de más de 20 días... Luego a Poitiers y a partir de ahí por toda Francia. Al pasar de Maison d’Arret (preventivos) a la cárcel de condena, el régimen ha cambiado: tienen más patio y más horas de visita. Pero para nosotros supone un viaje largo, hay que ir de víspera. Antes viajábamos en tren pero ahora lo hacemos en avión porque eran demasiadas horas, nos empezaba a pesar mucho. Y coger hotel para pasar noche, claro.

Yo estoy físicamente bien de momento, pero lo peor es la tensión, el nerviosismo, no dormir la noche anterior porque hay que salir muy pronto de Iruñea para coger el avión en Biarritz a las 7.10, luego las huelgas que igual no te dejan llegar a tiempo, a ver qué funcionario te toca y si pone problemas... A mi nuera la detuvieron por dejarse el móvil en la visita cuando había ido con su bebé de un año, esas cosas pasan. Así que al volver a Iruñea, me siento a cenar tranquila y hago «uff!, ya está».

Y Joseba Arregi, 72 años y, pese a lo que dijo el Gobierno español, todavía en Villena (Alacant) y eso que son casi 27 años preso ya...

NEKANE BASAURI (compañera): Así es, pero tengo que empezar por el principio: 16 años de exilio, muy duros, con los atentados del GAL; luego 7 más en cárceles de París, sin llamadas, pudiendo tocarle pero no abrazarle, sin un beso, sin poder hablar ni escribirnos en euskara... Cuando lo llevaron a Clairveaux por vez primera, aquello de sentirnos juntos, de pie, podernos tocar... fue increíble, porque para cualquier pareja, madre o hijo eso es necesario.

En todos estos años noto siempre lo mismo: el día a día es vivir en tensión, una continua taquicardia. No es casual que desarrollemos ansiedades, estrés o enfermedades inmunológicas. Noto que mi vida está unida a la cárcel, a la crueldad, a la injusticia... Es indescriptible la impotencia y tristeza que se siente tras oír de su boca al presidente español que hay que cambiar la política penitenciaria empezando por enfermos, mayores de 70 años...y luego ver que pasa el verano y que una vez más es un juego macabro de intereses de poder.

En este momento, nuestro mayor enemigo es nuestra edad, él tiene 72 años y yo 69, hemos llegado al tejado de la vida y en 42 años de relación no hemos vivido ni un mes juntos. Y tras el golpe de Estrasburgo al no descontar condenas, Joseba tiene fecha de salida en 2028, con 82 años ya, ¡es una locura! No hay razón para todo esto si no es la venganza y la rabia de ver que seguimos yendo a verles, cuando, al fin y al cabo, lo que nos tiene en pie es el amor.

Los cuatro casos son diferentes, pero veo elementos comunes: las afecciones físicas y síquicas como familiares, la decepción por los anuncios incumplidos...

G.C: Es que se ha incumplido todo lo que dijeron. Y no tiene sentido cuando todo ha cambiado en estos siete años. Solo pedimos que apliquen la ley española, que eliminen las medidas de excepción. Y nosotros no hemos elegido esto ni estamos condenadas. Ellos no notan tanto estar en Martutene o en Granada, nosotras sí, mucho.

A.S: Ves ahora el parón que se ha producido en la mesa con el Gobierno francés y te preguntas, ¿es que pasa algo porque estén más cerca de casa? ¿Por qué?

M.D.B: Yo siempre digo que a mí lo de París me ha quitado años de salud: no entiendes nada, estás perdida, te sacan del Metro y no sabes si han puesto una bomba, te cambian el horario de avión y no entiendes por qué...

N.B: Yo me siento en el tercer o en el cuarto mundo, porque aplican medidas más duras que en el franquismo. ¿Cuánta gente hay en la cárcel todavía solo por sentencias basadas en torturas, y casi no se habla de eso? No se respetan los derechos humanos y no hay nadie que les obligue.

A.S: Para mí, un problema es que han estado muchos años haciendo un discurso y ahora les cuesta dar su brazo a torcer.

N.B: Pero hay una parte también más estructural. En el fondo quieren mantener su poder frente a nuestra lucha, que es por otra sociedad, para todas las personas... Y en ese esquema los presos para ellos son meros rehenes, un número, una ficha.

G.C: Puedo acreditar que están peor que en el franquismo, porque mi marido estuvo preso entre 1968 y 1970, he conocido las dos épocas y no tiene color. Son rehenes, sí, son rehenes para sus conveniencias políticas. No les interesa cumplir su propia ley porque de Burgos para abajo les influye mucho en voto.

N.B: Y luego hay mucha gente, incluso de los nuestros, que piensa que están ya todos cerca.

G.C: A veces nos dicen: «Ah, pero ¿todavía seguís así?». Y yo me digo: «Pero, ¿es que acaso no vives en este país?».

¿Qué puerta se puede tocar más?

N.B: A mí me gustaría decirles algo a los jóvenes. Siento que los presos son hoy una cosa y que la lucha de los trabajadores, la del medio ambiente, la de las mujeres, es como si fueran otras luchas separadas, cuando siempre ha habido una lucha mancomunada. Para nosotros, Euskal Herria y el socialismo no son cosas unidas por casualidad.

A.S: En la manifestación de Kalera Kalera en Iruñea vi muchos jóvenes y eso te da ilusión, sí. Yo vine a tope de la de París. En Iparralde han hecho un trabajo chapeau, diputados de izquierdas y de derechas en una piña. Si hubiera ocurrido en Hego Euskal Herria... Aunque ahora parece que se ha parado todo...

M.D.B: ...y justo desde que estuvo Sánchez con Macron.

G.C: Mirad, la gira que hicimos desde Etxerat por Europa, en Bruselas fue superemocionante. Solo habíamos narrado nuestros casos y de repente los europarlamentarios se levantaron aplaudiendo. Un griego, del grupo de Tsipras, nos dijo que si eso se hubiera dicho de Venezuela habría inmediatamente un manifiesto de condena, pero como el Estado español es un Estado-miembro, no iba a ocurrir. Pero fue muy emocionante, hay que hacerse oír.

N.B: Yo no sé si esto es para sacar o no, pero en mi opinión tiene mucha culpa el PNV. Y al fin y al cabo, Madrid está haciendo lo que dice el PNV sobre los 250 kilómetros, buenos y malos, sangre y no-sangre... Sobre lo que estuvo mal y no estuvo mal, me gustaría decir una cosa: el PNV presume de lo que hizo en la guerra, ¿le dirían acaso a su aitona que acabó en las cunetas qué es lo que estuvo bien y qué estuvo mal, sabiendo que lo hicieron por defender a este pueblo? Ya se ha acabado la lucha armada y ya se ha reconocido el dolor causado, ¿qué más hace falta para cumplir los derechos humanos?

G.C: Yo le pediría al lehendakari que la misma intermediación que hace con el problema catalán la haga con los presos vascos. Cuando le hemos entregado algún documento, siempre nos han dicho ‘discreción y paciencia’. Pero se nos ha acabado la paciencia.

Empieza otro año, ¿qué se puede esperar de 2019?

G.C: Solo un deseo: que no estemos aquí. Que ojalá no nos tengamos que reunir nuevamente para hablar de esto. Y eso es tan fácil como que cumplan su ley.

 

Cuatro casos en la encrucijada de 2019

«Como familiares en Logroño hemos notado una diferencia tremenda. En el último vis en Castellón tuvimos siniestro total»

GENTZANE CALLEJO

Tía de Jagoba Codo

«En 42 años de relación no hemos convivido ni un mes y Joseba tiene fecha de salida en 2028, cuando ya tendrá 82 años, ¡es una locura!»

NEKANE BASAURI

Compañera de Joseba Arregi

«Gracias a dios, mi nieta recién nacida no ha tenido que ir hasta París. En Fresnes nos han salido hasta ratas en las visitas»

MARISA DEL BARRIO

Madre de Arkaitz Agirregabiria

«Lo peor es la tensión, no dormir, si habrá huelga, si el funcionario te pone pegas... a mi nuera la detuvieron por dejarse el móvil en la visita»

ANA SAROBE

Madre de Mikel Karrera