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Cuatro semanas de protestas dejan ya decenas de fallecidos en Sudán

Las semanas de protestas se han convertido en uno de los mayores retos a los 30 años en el cargo del presidente de Sudán, Omar al-Bashir, en un momento en el que su partido se dispone a cambiar la Constitución para permitirle un nuevo mandato en 2020. Un médico y un niño murieron ayer en el marco de las manifestaciones antigubernamentales, y los fallecidos son ya 26, según datos oficiales, aunque ONG cifran en más de 40 los muertos.

Las protestas estallaron el 19 de diciembre en Atbara contra la subida de los precios del pan y los medicamentos, uno de los resultados de la aguda crisis económica que comenzó cuando el sur del país se independizó en 2011, llevándose consigo la riqueza petrolera. La contundente represión por parte de las autoridades ha contribuido a enfurecer aún más a los manifestantes que protestan contra el deterioro de la situación económica y la elevada tasa de desempleo.

Las movilizaciones se suceden desde finales de 2017 y en este último mes se han extendido por todo el país. Aunque las protestas son pequeñas, no muestran signos de acabar y muchos reclaman la renuncia de Al-Bashir, que llegó al poder en 1989 con un golpe de Estado apoyado por los islamistas. Por su parte, el presidente, de 75 años y sobre quien pesa una orden de arresto de la Corte Penal Internacional por genocidio y crímenes contra la Humanidad por los presuntos abusos cometidos en la provincia de Darfur, se mantiene desafiante y responsabiliza de la situación a «agentes» extranjeros mientras reta a sus oponentes a buscar el poder a través de las urnas.