Koldo LANDALUZE
CRÍTICA «La favorita»

Seducción, poder y reinvención

Personal y extremo, el cine de Yorgos Lanthimos se debate constamente en retar y pesuadir al espectador mediante un discurso que a ratos bordea el exceso y la pedantería en su intento por provocar al espectador. Dotado de un estilo visual un tanto  pirotécnico, el cineasta de origen griego se ha hecho con todo merecimiento un hueco en el circuito de festivales lo cual puede resultar un tanto peligroso si se tiene en cuenta que en los grandes certámenes siempre son destacadas esas piezas de fuerte empaque dramático y lindantes a la petulancia intelectual. Tras la frialdad que me provocó su coqueteo con la tragedia griega en “El sacrificio de un ciervo sagrado”, en esta su nueva obra parece haber encontrado un  equilibrio entre ese estilo provocador que subyace en sus pretensiones narrativas y los abracadabrantes recursos técnicos que utiliza a la hora de filmar. Ese equilibrio se concreta en la opción casi guiñolesca que asoma de entre los salones, pasillos, cocinas y alcobas palaciegas que gobiernan este drama de corte histórico que Lanthimos ha econvertido en una hoguera de vanidades, halagos, duelos y seducción por el poder. La corte británica gobernada por Ana Estuardo, dirigida desde la trastienda por su amante, la duquesa de Marlborough, permite al director desarrollar un juego caleidoscópico transformandolo en un triángulo sentimental en cuanto irrumpe en el tablero de juego una joven criada que suspira por recuperar la gloria perdida de su familia.

Este caramelo interpretativo, diseñado para selecto disfrute de las tres actrices protagonistas, hacen que “La favorita” se confirme como toda una lección magistral de interpretación servida por Olivia Colman, Rachel Weisz y Emma Stone dentro de un envoltorio visual que a ratos puede resultar excesivo debido a la utilización de objetivos ojos de pez, grandes angulares o planos extremos en su picado o contrapicado.