Amparo Lasheras
Periodista
AZKEN PUNTUA

España, ese esperpento

Esperpento es un estilo teatral creado por el dramaturgo Valle Inclán para describir la España de su época a la que él consideraba trágicamente ridícula. Pero, además, según el diccionario, esperpento se llama también al disparate, a todo aquello que manifiesta una descarada ridiculez. El juicio en Madrid a políticas y políticos catalanes, acusados de sedición y rebelión por convocar un referéndum, es algo más serio y grave que una ridiculez. Es indignante, constituye un ataque directo a los derechos del pueblo catalán y a los principios democráticos. Sin embargo, a su alrededor, el esperpento se ha hecho presente en declaraciones más que desafortunadas, inaceptables. Irene Lozano, secretaria de Estado para España Global, en la cadena de televisión inglesa Sky News, comparó la consulta del 1-O en Catalunya con una violación. «El sexo como votar no está prohibido –afirmó– pero si se hace sin permiso, sí está prohibido, es una violación». La contestación más contundente a esta salida de tono antidemocrática y al gran esperpento que es hoy España, su marca, su justicia, su unidad, su patriotismo, su democracia y, en ocasiones, hasta su historia, la dio Oriol Junqueras, vicepresidente del Govern, ante el tribunal que pretende juzgarle a él y a la idea de una república catalana independiente: «Votar no es delito, impedirlo por la fuerza, sí». Valle Inclán no lo hubiera descrito mejor.