Santi FURUNDARENA
BILBO

Jon Maia: «La identidad es causa de conflictos individuales y colectivos»

Jon Maia, Gorka Hermosa y Pitti forman un sugerente trío que bajo el nombre de Hezurbeltzak propone un distendido «lo que salga» gracias a la seguridad que ofrece el talento de cada uno de ellos. Nos hablan en su disco homónimo de valores universales como la solidaridad, el respeto, el cariño, la migración... y lo musican a golpe de inspiración y el arte de la experiencia. Hezurbeltzak presenta su primer trabajo hoy en Kafe Antzokia de Bilbo a partir de las 21.30.

En “Ele! Lauaxeta Lorca” coinciden Jon Maia, Gorka Hermosa y José Antonio Soria “Pitti” (representación teatral y disco), aunque ya habían homenajeado un año antes (2016) a los dos poetas. El año pasado, los tres talentos se unen de nuevo para materializar Hezurbeltzak, proyecto que no se aparta de la poética, pero esta vez para hablar de solidaridad, de semejantes, de migración... A los textos y composiciones de Jon Maia, se unen las creaciones y virtuosismo del también urretxuarra Gorka Hermosa, uno de los acordeonistas más estimados internacionalmente, y el abulense José Antonio Soria, guitarrista de amplia experiencia y reconocimiento.

En “Hezurbeltzak” los textos son todos de Jon Maia, mientras que la música se la reparten entre los tres. El resultado es una pieza de estilo y sensibilidad emocionante. Va tan sobrada de talento como de solidaridad con el prójimo, con quien debe dejar su origen en busca de una oportunidad de vida. Hay dos instrumentistas soberbios, Gorka y Pitti, y un comunicador, letrista y vocalista que ha ganado mucho en esta última faceta: timbre bien templado, grueso y de los que penetran aunque lleguen los murmullos desde la barra del bar.

«Para ‘Ele!’ -comenta Hermosa–, les llamé a los dos. Ellos no se conocían. Pero luego ha habido tan buen rollo en lo personal, que hemos querido seguir. Profesionalmente nos complementamos muy bien, somos muy diferentes. ¿Cómo ensayamos? No ensayamos. Son para cobardes... ¡ja ja ja! Hicimos una quedada intensiva en Arbizu en verano, alejados de todo. Cada uno llevó, en unos casos, sus temas ya compuestos y los arreglamos allí y, en otros, melodías o letras sueltas a las que les dimos forma. Cuando los temas quedaron claros fuimos al estudio en otoño y los grabamos. A partir de ahí, los temas quedan cerrados y cada uno sabe lo que tiene que tocar. No creo en los ensayos repetitivos, en los que se tocan los temas una y otra vez todas las semanas. Somos mayorcitos, cada uno que se estudie lo suyo: y nos vemos en el escenario, donde, por supuesto, hay margen para improvisar, mirarnos, cambiar los temas sobre la marcha, experimentar, reírnos de nosotros mismos... Todo para disfrutar, que es la única manera de llegar al corazón de la gente».

Hermosa sentencia que ha sido complejo aunar las tres personalidades, pero que les salva que «nos caemos muy bien aunque seamos muy diferentes». «Hay discusiones, claro, pero es que si no esto no tendría ninguna gracia. Y discutiendo con estos monstruos se aprende mucho. La experiencia de ‘Ele!’ no cabe duda de que ha ayudado muchísimo al proyecto actual. Allí vimos que, a pesar de todas las diferencias, nos entendíamos y que funcionamos muy bien juntos. Esas diferencias, además, logran que el proyecto sea muy muy rico».

Maia, quien vive entre Hendaia y Zumaia, apunta que Gorka es una persona con la que es muy fácil trabajar. «Está acostumbrado a realizar muchas colaboraciones y es muy resolutivo trabajando. Estoy aprendiendo mucho con él. Es un músico de talla mundial y es un verdadero privilegio poder compartir proyectos».

Maia tuvo su grupo de música entre 2003-2009, Karidadeko Benta, con quienes grabaría tres discos. En “Hezurbeltzak” el aplomo de su voz ha ganado poso, estilo, profundidad. «Es verdad que en este proyecto me siento más cómodo y a gusto como cantante que nunca. Y me atrevo con diferentes expresiones artísticas, me gusta esa sensación de aprendizaje continuo, me siento cómodo contando historias en diferentes formatos; pero todas tienen una motivación en común: tengo que sentir que estoy aportando algo a la época y el lugar en donde me ha tocado vivir. No obstante –añade–, mis trabajos en este ámbito han sido sobre todo colaboraciones como letrista [decenas]. En Hezurbeltzak también es así, pero hay otro terreno en el que me siento a gusto, el de la comunicación: en este caso dar a conocer el mensaje de este proyecto y también en el escenario. Me divierte afrontar planes que no puedo como bertsolari».

“Hemen gaude” es el título de la canción que abre disco. Una composición de Maia en la que se perciben las influencias de músicos como Javier Krahe, Lete, Georges Brassens, Paco Ibáñez, pero no las únicas. «Es una de las letras de las que más contento estoy –esboza–. Creo que en este tema se ven, como apuntas, muchas de mis influencias. Y es verdad que gente como Javier Krahe me han marcado mucho, también como bersolari. Como bertsolari y letrista, tengo fijación y debilidad por los grandes letristas. Tengo varias influencias desde niño como pueden ser Javier Krahe, Serrat, Aute... que me vienen de familia. Pero también fueron y son muy importantes para mí nombres como Kortatu, Hertzainak, El Drogas, Evaristo o Itoiz. O bien Oskorri, Laboa, Benito Lertxundi, Xabier Lete... Y me gusta también gente como Jorge Drexler, Morente, El Cabrero, Andrés Calamaro o Natalia Lafourcade. También, cómo no, Lorca. Sin olvidar a los grandes bertsolaris con los que tengo el placer de aprender todas las semanas cantando junto a ellos y ellas».

Una de las canciones más delicadas del disco es “Belarrimotzak”, los tres músicos la llevan al infinito. De donde no baja “Coplas a la abuela Maria Luisa”. «Esta canción –precisa Maia– es la única escrita en castellano. La escribí el día del funeral de mi abuela, después de leer a Lorca. La canté en la iglesia, y metí las coplas escritas en papel en el nicho de la abuela». “Olerkaria” es asimismo sublime desde su tacto evocativo.

Migrantes despojados

Respecto a la identidad apunta: «Esta es causa de conflictos individuales y colectivos, y no solo aquí, sino en muchas partes del mundo. ‘Belarrimotzak’ es un tema muy ligado a la inmigración, que es el tema principal de este disco, aunque no el único. La ultraderecha está llegando al poder en todo el mundo mediante un discurso ante la inmigración. Me gusta pensar que nuestro proyecto ayuda a que creamos que otro mundo es posible, que ayuda a la gente que lo necesite. Así nos lo hacen saber muchas personas en los conciertos y en mensajes que recibimos. El corte plantea la emigración en tiempos de Franco. Un tema contra los estereotipos creados respecto a aquellos que vinieron. Muchos de sus nietos y nietas cantamos en euskara ahora. Esa motivación, más allá de lo artístico, es mi fuerza motor en todo lo que hago y además intento pasármelo bien».

“Hezurbeltzak” transcurre entre ritmos variados, los juegos infinitos del acordeón de Gorka Hermosa y los inspirados, ágiles y elegantes fraseos a la guitarra de Pitti. «Conozco a Pitti desde hace 20 años. Fue el productor de mi primer disco: “IlunaBar”, con el que llegamos al nº1 en Euskadi Gaztea. Desde entonces, además de un músico impresionante (Celtas Cortos, Enrique Urquijo, La Cabra Mecánica, Alejo Stivel...) es uno de mis mejores amigos».

Al respecto, expele: «Pitti es Dios. Yo he tocado con instrumentistas que pasarán a los libros de historia (o ya están en ellos) como Paquito D’Rivera, Ara Malikian, Jorge Pardo... pero no he visto a nadie con la facilidad de Pitti. Piensa tan rápido que asusta. Sin exagerar ni lo más mínimo: es uno de los mejores guitarristas del mundo».

Y el corazón se apuchurra, tras doce lúcidos cortes, con la adorada “Munduan leku bat”, sin olvidar “Larrosa beltza”.