Mikel INSAUSTI
CRÍTICA «Trinta lumes»

De linternas, de fuegos, de hogares y de almas

Sobre el cine de ambiente rural hay mucho que decir, porque de un tiempo a esta parte viene aportando mucho al debate entre despoblación y repoblación. La película de Mercedes Álvarez “El cielo gira” (2005) fue clave para poner el foco en el abandono de las aldeas poco habitadas o alejadas de los núcleos de población, y la localidad de Aldealseñor en Soria se convirtió en un ejemplo perfecto, aunque luego se alegara el grado de manipulación inherente a todo documental. Curiosamente, otra montadora, la gallega Diana Toucedo, recoge el testigo y reabre la controversia en torno al tema. Su ópera prima “Trinta lumes” (2017), presentada internacionalmente en la sección Panorama de la Berlinale y a nivel local en el Festival de Ourense, le ha llevado seis años de arduo trabajo artesanal, hecho con paciencia y amor por la tierra. No comparto en absoluto la tendenciosidad de quienes confunden esta forma de rodar con el turismo rural, puesto que a las claras está que Diana ha desarrollado su carrera profesional en Barcelona, y que su primer largometraje le ha permitido la vuelta a sus raíces. Imaginémonos que no nace ningún antropólogo en la zona a recuperar documentalmente, y que no viene nadie de fuera a desempeñar esa labor. ¿En tal caso es preferible que quede en el olvido?

“Trinta lumes” (2017) se refiere al número de lumbres, de hogares que quedan en las alrededor de cincuenta aldeas que hay en la sierra de El Courel (Lugo), y que con descendencia, con niños y niñas ante el fuego son exactamente treinta. Por lo tanto la narración, entre el documental y la ficción, se agarra a esa débil esperanza de futuro dentro de una encrucijada histórica difícil de resolver.

De la misma forma que en esos lugares nacen más animales que humanos, los muertos ganan también en número a los vivos, por lo que su presencia se vuelve casi tangible. El cementerio aporta misterio, junto con las casas en ruinas y las cuevas de mouras, recordando a aquel documental del desaparecido Juanmi Gutiérrez “Bozes lexanas” (2005), en la creencia de que los emigrantes regresan a sus orígenes al morir, siguiendo las huellas de sus pasos en vida.