Agustín GOIKOETXEA
GETXO

La escala del portaaviones en Getxo provoca más protestas que aplausos

La escala del mayor buque de la Armada española en el muelle de cruceros de Getxo no va a pasar desapercibida, ya sea por las protestas por lo que representa de apuesta por el militarismo o como oportunidad de los sectores más ultras de la derecha española por exaltar el papel que otorgan al Ejército. Curiosidad levantó ayer el momento en que el portaaviones arribó a tierra vasca, rodeado de un destacado despliegue de la Guardia Civil y Ertzaintza.

No es la primera vez que un buque de guerra recala en Arriluze y, al igual que en ocasiones anteriores, defensores y detractores se seguirán pronunciando incluso después de que el portaaviones Juan Carlos I abandone el muelle de cruceros donde permanecerá hasta el domingo.

Conocido el acuerdo de la Junta de Portavoces del Ayuntamiento de Getxo mostrando su «disconformidad con la presencia de buques de guerra», representantes del Gobierno español como su delegado en la CAV, Jesús Loza, trataron de dar ayer una imagen edulcorada de lo que es el Ejército y de las armas de las que dispone. Puesto a hacer propaganda pura y dura, Loza habló hasta de la colaboración de militares en la extinción de incendios o en la reparación de puentes, como el de Deba.

Curiosidad levantó su llegada a primera hora de la mañana, con decenas de personas aguardando a ver cómo era el ya famoso portaaviones. Algunos, entusiasmados al ver acercarse desde el horizonte el buque de guerra, auxiliado por remolcadores y vigilado por una patrullera y un helicóptero de la Guardia Civil. El dispositivo no se limitó a mar y aire, ya que en tierra también hubo varios patrols del instituto armado y vehículos de la Ertzaintza.

Hubo muestras de satisfacción por la presencia del Juan Carlos I pero también quejas. «Nadie quiere ver un barco de guerra al lado de su casa. Nos podemos gastar el dinero en cosas más necesarias que en la guerra», expuso un transeúnte. Tardó en atracar y luego hubo una visita programada para los medios de comunicación al interior para dar mayor realce a la escala a tierra vasca. «Venimos aquí para descansar», manifestó un portavoz del portaaeronaves que ha participado a lo largo de la semana en aguas del Cantábrico, junto a la fragata Cristóbal Colón, en unas maniobras bautizadas como «Sirio 19».

Sin duda no serán pocos los que acudan hoy y mañana a las jornadas de puertas abiertas programadas por la Armada, al igual que los que protestarán por el atraque del buque. EH Bildu animó a hacerlo y anunció que, después de su iniciativa para que la Junta de Portavoces se pronunciara, presentará una moción al pleno del Consistorio getxotarra para solicitar que su municipio deje de ser punto de escala de estos barcos.

«Desde las instituciones deberíamos impulsar valores como la paz y la convivencia, pero este tipo de buques tan solo fomentan la guerra, la muerte, la injusticia y la miseria», expuso la soberanista Nerea Guijarrubia.

El diputado Oskar Matute recordó que al portaaviones, al que definió como «una oda a la destrucción», nadie le ha invitado. «Esta es una tierra de insumisos y de antimilitaristas y, desde luego, nuevamente les volvemos a decir que no les queremos y que se vayan de aquí», enfatizó el cabeza de lista de EH Bildu al Congreso por Bizkaia.

«Algún representante de la derecha que visite hoy este buque –dijo Matute en referencia al presidente del PP, Pablo Casado– utilizará su presencia para remarcar la españolidad de un territorio al que no le dejan votar ni decidir libre y democráticamente lo que quiere ser».

También acudieron hasta el muelle de cruceros de Arriluze, para mostrar su oposición a la estancia del Juan Carlos I, candidatos de Elkarrekin Podemos, quienes consideraron que el portaaviones «representa un modelo de defensa contrario a las demandas de la ciudadanía y a los tiempos actuales».

Al aspirante a la Alcaldía de Getxo, Ina Robles, le pareció «impresionante» que este buque «cueste lo mismo que 50 hospitales y 500 hospitales». «Es un arma brutal, de destrucción masiva, de destrucción de la sanidad pública y de educación pública», señaló el bombero foral que se negó a participar en el puerto de Santurtzi en dispositivos de vigilancia para permitir la carga de armamento con destino a Arabia Saudí.