Iolanda Formoso
Cocinera, delegada de LAB
KOLABORAZIOA

La receta del escándalo

Es sabido que cuando se quiere elaborar un buen alimento se debe contar con ingredientes de primera calidad. El resultado final nos dirá mucho sobre los elementos utilizados en esta elaboración. Utilizaré este símil con el objetivo de subrayar la importancia de la alimentación, que además tiene relación directa con los comedores escolares que es donde trabajo.

Comedores escolares, en torno a los cuales se está creando un efecto mariposa que no tardará en traer a nuestro entorno un terremoto social que, estoy segura, implicará un cambio notable en la percepción de estos comedores. Ya se empiezan a oír conceptos como espacio educativo, soberanía alimentaria, etc.

Está claro que los ingredientes utilizados para su concepción son de «primera calidad»: sensibilización, trabajo, compartir conocimiento, construir alianzas, luchar por todo ello. Pero, ¿cuáles han sido los ingredientes utilizados por el departamento de Educación? ¿Qué resultado han dado en el producto final?

¿Por donde empezar? Tal vez por el fraude cometido por las empresas de catering durante más de 10 años que ha supuesto un perjuicio a familias y trabajadoras de más de 70 millones de euros y la puesta en marcha de la comisión de investigación. O por la comisión de comedores puesta en marcha por el mismo Departamento en diciembre de 2017, de la cual emanó una decisión unilateral tan conflictiva que el propio Departamento se ha visto obligado a retirar.

La primera se puso en marcha después del escándalo suscitado por la resolución de la Agencia Vasca de la Competencia que recoge que existieron acuerdos entre empresas privadas de catering para concertar precios. Esta comisión fue rechazada indirectamente por PNV y PSOE (responsables del departamento de Educación durante aquel periodo) demostrando falta de compromiso hacia el resto de nosotras, cuando se estaba hablando de un mal uso de dinero público.

En cuanto a la comisión de comedores, tiene su origen en una instancia del Parlamento con fecha 3 de marzo 2016, que pedía una mesa de trabajo para analizar el sistema de los comedores y su posible mejora. Pero su puesta en marcha data de diciembre de 2017, con más de un año de retraso y, casualmente, después del escándalo de la aparición pública de la resolución de la Agencia Vasca de la Competencia.

Resultado: 10 reuniones consultivas sin ninguna posibilidad de trabajar, y una decisión tomada de forma unilateral sobre un cambio de gestión en los comedores, que determina que las trabajadoras somos objetos, enciende nuestro enfado al sentirnos víctimas directas, que hace que el Departamento tenga que dejar sin efecto su decisión.

Es notable que el departamento de Educación y las responsables políticas, Cristina Uriarte y Olatz Garamendi, han usado los ingredientes equivocados si querían un final de calidad.

¿Continuar trabajando con falta de transparencia, irresponsabilidad, prepotencia, uso del personal como si fuéramos objetos, mercancía, con el único fin de seguir igual, sin cambiar nada? ¿Para continuar alimentando empresas ya sancionadas por fraude? No lo sabemos muy bien, pero lo que sí tenemos claro es que su fórmula les está llevando a crear la «receta del escándalo».

Escándalo con la comisión de comedores, ahora escándalo con las primeras conclusiones de la comisión de investigación que habla de responsabilidades políticas, técnicas y económicas. Que dice que no funcionaron los mecanismos de control, que designa como una de las responsables a la viceconsejera, que a su vez fue la presidenta de la comisión de comedores.

Lo dicho, una receta que está haciendo que la indigestión vaya aumentando. Habrá que reflexionar sobre ello, desde luego los ingredientes no son los adecuados, pero me temo que quienes los manipulan tampoco lo hacen con la seguridad requerida para ser un buen gestor público.