Soledad GALIANA
MUERE A TIROS LA PERIODISTA LYRA MCKEE EN DERRY

El tensionamiento en el norte de Irlanda no se explica solamente por el Brexit

A la amenaza del reestablecimiento de la frontera entre el sur y el norte de Irlanda se une el vacío de poder en Belfast, fruto del veto del DUP a llevar a la práctica los Acuerdos de 1998. Desde su desgobierno por control remoto sentados en los escaños de Westminster. los unionistas han reforzado la desconfiada disidencia en ciertos sectores republicanos

Si las 29 víctimas de la bomba de Omagh marcaron el principio del fin del Real IRA, todo indica que la repulsa de la comunidad nacionalista en el norte de Irlanda por la muerte de la joven periodista y activista LGBTQA+ Lyra McKee será el fin de este llamado New IRA. Dos son las claras muestras de esta repulsa: la participación ciudadana en la investigación policial y la manifestación pública en contra de la organización disidente republicana Saoradh, a la que se considera afiliada a este nuevo IRA. Incluso el emblemático muro que da la bienvenida a los visitantes al nacionalista Derry, el llamado Free Derry Corner, añadió la línea "No en nuestro nombre, RIP Lyra" a la ya histórica “Estás entrando en el Derry Libre”.

«Hemos recibido un apoyo muy positivo de la comunidad, pero necesitamos convertir este apoyo en evidencia tangible que nos permita llevar a los asesinos de Lyra ante la justicia (...) Continuaremos trabajando de manera positiva y sensible con la comunidad local para lograrlo», anunció el detective superintendente Jason Murphy, quien afirmó que ha habido un cambio radical en las actitudes de la comunidad hacia los miembros de la organización disidente el Nuevo IRA, una amalgama de grupos armados que se oponen al proceso de paz&hTab;que recientemente se responsabilizó de los paquetes bomba enviados a Londres y Glasgow durante el pasado mes de marzo.

Evidentemente, la amenaza del Brexit y el vacío de poder en Belfast desde hace ya más de dos años, han servido como herramientas de reclutamiento para las organizaciones disidentes. Lo ocurrido en Derry la pasada semana no es más que un recordatorio de lo que podría deparar un Brexit duro sin acuerdo, y el restablecimiento la frontera entre el norte y el sur de Irlanda. Si esto llegará a ocurrir, sería el combustible que necesitan aquellos que desde 1998 se han dedicado a atacar el proceso de paz y político norirlandés que surgió tras la firma del Acuerdo de Viernes Santo.

El llamado Backstop Irlandés, esa garantía de que pase lo que pase entre Gran Bretaña y la Unión Europea no afectará a la frontera irlandesa ya que el norte de Irlanda se mantendría dentro del mercado único, es central para el proceso político norirlandés. Sin embargo, desde Londres, se considera una molestia, un obstáculo para sus negociaciones, y desde los estamentos más retrógrados del partido tory incluso se aboga por el abandono del Acuerdo De Viernes Santo porque poco o nada consideran relevantes las implicaciones que ello tendrá para la población norirlandesa.

Sin embargo, no sería correcto endosar a la indolencia o ignorancia de los parlamentarios británicos la única responsabilidad en este periodo de inestabilidad en el norte de Irlanda, porque también se debe considerar la responsabilidad de aquellos que a pesar de haber vivido el conflicto muy de cerca han optado por arriesgar todo lo conseguido en los últimos 21 años en nombre del partidismo.

Para ello basta considerar el posicionamiento del partido unionista DUP que, con sus diez escaños obtenidos en las últimas elecciones británicas, se ha empeñado en obstaculizar el acuerdo del gobierno británico con la Unión Europea. Su deseo de preservar el Reino Unido les ha empujado a rechazar un estatus especial para el norte de Irlanda que favorecería su maltrecha economía dependiente de los 10.000 millones de libras que recibe del tesoro británico mientras ignoran el efecto positivo de las ayudas de la UE con los fondos Peace y las ventajas de la permanencia en el mercado único y la unión aduanera.

Porque si bien es cierto que la incertidumbre de las implicaciones del Brexit para la relación entre el norte y el sur en la isla de Irlanda ha beneficiado el estatus de las organizaciones disidentes, la negativa unionista a la implementación de los acuerdos políticos emanados desde 1998 ha reforzado la desconfianza en el proceso en ciertos sectores republicanos. La negativa unionista a aceptar políticas de igualdad hacia la comunidad LGBTQI+, de salud reproductiva o de promoción del gaélico, sin olvidar el rechazo a una comisión de la verdad, han mantenido vivos los rescoldos del conflicto en la sociedad irlandesa.

Precisamente esa negativa unionista es la que ha ocasionado que el norte de Irlanda no tenga gobierno autonómico desde enero del 2017. Las negociaciones han sido en vano desde entonces, ya que los unionistas son la bisagra en el poder del gobierno de la primera ministra británica, Theresa May. Así las cosas, y teniendo en cuenta que desde el parlamento de Londres puede gobernar por control remoto el norte de Irlanda, obstaculizando políticas de igualdad y decidiendo sobre presupuestos y actuaciones del funcionariado, el DUP considera que no hay necesidad de alcanzar compromisos con sus socios de gobierno de Sinn Féin.

La líder unionista Arlene Foster fue a Derry para homenajear a Lyra McKee y denunciar la violencia. Sería importante que sus palabras se transformaran en actos. McKee, como lesbiana, habría sido considerada por su partido una ciudadana de segunda clase, y la violencia que le costó la vida es en parte consecuencia de unas circunstancias creadas por la negativa del DUP a mirar al futuro.