V.E.
EL AñO DE LA PLAGA

La invasión de los ultracuerpos barceloneses

El bueno de Víctor está hundido en la miseria. La apacible vida que llevaba en la Barcelona de sus amores, se ha ido al traste, precisamente, por un drama amoroso que le ha desbordado por completo. Su novia le ha dejado porque está manteniendo una aventura con otro hombre, y parece que ya nada tiene sentido.

Algo tan simple, mundano pero también doloroso como una herida en el corazón es el punto de partida de la nueva película de Carlos Martín Ferrera, presentada el año pasado en el Festival de Cine Fantástico de Sitges. Entonces, ¿cuándo entra en escena el cine de género? Pues en el mismo momento en que Víctor, en plena labor de reconstruir su vida romántica, descubre que unas plantas que se han puesto muy de moda en su ciudad, son en realidad la clave para desenmascarar una invasión alienígena que pretende suplantar a toda la humanidad mediante la creación de dobles maléficos de cada persona.

La premisa es –conscientemente– tan disparatada que, en efecto, podría ser un delirio construido por alguien que necesita replantearse seriamente su existencia. Con esta divertida duda juega el director para meter así al espectador en la misma espiral paranoide. Más que para incomodar, para concretar una comedia con especial filia por los tonos negros.