El presidente estadounidense, Donald Trump, solicitó el jueves cambiar el «disfuncional» sistema de asilo en EEUU para proceder a su «modernización» admitiendo solo reclamaciones «legítimas», y propuso un sistema de puntos para conceder más permisos de residencia en base al «mérito» profesional y al conocimiento del inglés y menos por lazos familiares. Abre así la puerta a trabajadores cualificados que sepan inglés y se la cierra a los inmigrantes pobres y solicitantes de asilo, y sigue sin abordar la situación de los jóvenes en situación irregular conocidos como «dreamers». Cree que será «la envidia del mundo moderno».

El plan de Trump –diseñado por su yerno, Jared Kushner– fue muy criticado por los demócratas que lo consideran una propuesta «poco seria» que nace muerta y que, aseguraron, no tiene posibilidades de ser implementada. La Casa Blanca todavía no ha entregado al Congreso el proyecto de ley.

El propuesta con la que Trump quiere dar un giro a su política migratoria pretende aumentar del 12% actual al 57% la proporción de inmigrantes que obtienen la residencia permanente debido a su talento, sus estudios o su trabajo, mientras se rebaja del 66% al 33% la de quienes logran ese estatus por lazos familiares. También busca reducir del 22% al 10% el porcentaje de personas que obtienen permiso de residencia permanente, la «tarjeta verde», por razones humanitarias o de promoción de la diversidad.

El plan de Trump no da una solución a los jóvenes en situación irregular que llegaron de niños al país, conocidos como «dreamers» (soñadores), acogidos a un programa para evitar ser deportados, ni a los 11 millones de inmigrantes «sin papeles» que viven en el país de manera clandestina.