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BILBO

Gerhard Richter desafía la percepción del espectador en el Guggenheim

El museo Guggenheim de Bilbo dedica una exposición monográfica a las marinas pintadas por el artista alemán Gerhard Richter a lo largo de sus 30 años de carrera creativa, en las que desafía la percepción del espectador. Comisariada por Lucía Agirre, la muestra permanecerá en la pinacoteca bilbaina hasta el 9 de setiembre.

La muestra, titulada “Gerhard Richter. Marinas”, está comisariada por la especialista del Guggenheim de Bilbo Lucía Agirre y, aunque es de pequeño formato (en total 10 obras en óleo y papel), reúne en una misma sala el mayor número de marinas de este artista que se ha conseguido juntar nunca en una exposición. De las diez obras mostradas en Bilbo, ocho son óleos, uno de ellos de factura abstracta; siete propiedad de fundaciones, museos y coleccionistas privados, y uno perteneciente al Guggenheim de Bilbo. La exposición también cuenta con otros dos trabajos realizados sobre papel.

En la presentación de ayer, Agirre señaló que la última vez que se reunió un número apreciable de estas obras, de las que realizó un total de 24 óleos en tres décadas, fue en la ciudad alemana de Leipzig en 1977, donde se pudieron ver cuatro marinas juntas.

También reveló que es la primera vez que se dedica una exposición monográfica a este tipo de obras de Richter, ya que en otras ocasiones se han mostrado sus marinas pero dentro de muestras dedicadas a sus paisajes en general.

Agirre explicó que el artista alemán, nacido poco antes del inicio de la II Guerra Mundial en lo que luego fue la República Democrática Alemana y que la abandonó para instalarse en la República Federal de Alemania en 1961, comenzó a pintar paisajes marinos en 1967.

Sin embargo, no fue hasta 1969 cuando realizó el grueso de su producción sobre este tipo de paisaje que abandonó en 1998, cuando pintó sus dos últimas obras; una de ellas, realizada sobre una fotografía tomada en una estancia suya en Tenerife, forma parte ahora de la colección propia del Guggenheim de Bilbo y la otra, del Museo de San Francisco.

En los años 70 pintó otras tres marinas.

La comisaria mantuvo que en sus paisajes marinos, en los que no distingue entre abstracción y figuración ya que ambos «se funden en su obra», Richter no busca tanto «pintar una fotografía, sino hacer una fotografía con pintura».

El propio Richter ya explicó que «la fotografía no es nada más que la impresión de la luz sobre el papel» y «él intenta hacer lo mismo, pero con medios pictóricos», agregó Agirre.

Percepción sensorial

Para conseguir el efecto fotográfico de sus pinturas, Richter crea unas nubes «completamente planas», lo que acentúa en el espectador la sensación de estar ante una fotografía más que una pintura y desafía a su percepción sensorial de la obra.

Agirre destacó también la importancia que en estas marinas tiene el uso que hace el artista del color gris, que predomina tanto en los cielos y nubes como en el agua, en sus distintos tonos y matices, salvo en una en la que la dominante es el color verde oliva.

La comisaria de la muestra también apuntó que el uso de este color se debe a que, para Richter, el gris representa «la ausencia del color; es un color que para él no transmite emociones y eso para Richter es importante», matizó.

Por último, enfatizó en la ausencia de la luz solar en las marinas del artista alemán, aunque precisó que «sí vemos la luz, pero, pese a lo que se ha especulado, Richter no le da importancia en su obra, ya que la luz forma parte de todo lo que vemos».

«Para él, es un elemento más del paisaje y la naturaleza, sin mayor relevancia, y así lo refleja en sus obras», concluyó la comisaria de la muestra.

Lo cierto es que el pintor alemán se han convertido en los últimos años en uno de los más cotizados, y en noviembre pasado su obra “Abstraktes Bild” se adjudicó en una subasta en Nueva York por 32 millones de dólares.