EDITORIALA
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Los retos del trabajo en el centenario de la OIT

La Organización Internacional del Trabajo celebra estos días el centenario de su creación con una conferencia en Ginebra. Acuñó el lema «trabajo decente para todos», un objetivo que 100 años después dista mucho de haber sido alcanzado, y en este momento son dos los principales temas que ocupan su agenda. El primero es la adopción de una convención contra la violencia y el acoso en el trabajo, algo que parece debería estar establecido desde hace mucho tiempo pero que, sin embargo, todavía es objeto de controversia. La razón es que los empresarios quieren una definición concreta y limitada de las conductas violentas. Las desavenencias dan a entender que buscan, sobre todo, limitar sus obligaciones en vez de avanzar en erradicar las causas que provocan esas conductas vejatorias, y que generalmente suelen ser consecuencia de las malas condiciones de trabajo.

El segundo reto tiene que ver con los cambios que la digitalización y robotización de la economía han traído. A este respecto, la mayoría de los oradores, entre ellos Angela Merkel y Emmanuel Macron, señalaron que el miedo se ha apoderado de los trabajadores, como si lo que provocara desasosiego fueran los adelantos tecnológicos en sí mismos, cuando lo que en realidad preocupa a los trabajadores es el uso que se está haciendo de ellos para recortar derechos y aumentar la precariedad. Como bien señaló el director general de la OIT, Guy Ryder, la gente necesita sentir que «recupera el control de sus vidas». Los cambios que se observan en los movimientos sociales, en las movilizaciones o en los resultados electorales tienen sus raíces precisamente en lo que está ocurriendo en el mundo del trabajo y en la insatisfacción que provoca.

El futuro del trabajo no estará determinado por los robots o los algoritmos, sino por las decisiones políticas que se adopten sobre el modo de organizar y de repartir el trabajo en todos los ámbitos y en todo el mundo. Los avances tecnológicos abren nuevas posibilidades para mejorar también la vida de trabajadoras y trabajadores.