Dabid LAZKANOITURBURU
EEUU TUMBA TODA SOLUCIÓN POLÍTICA A LA CRISIS DE ORIENTE PRÓXIMO

Trump exporta su política-chantaje al drama del pueblo palestino

Al convocar una conferencia económica en Bahrein, la Administración Trump confirma que su plan pasa ya por apoyar sin disimulo a Israel. Sabedor de que su plan de inversiones en Cisjordania y Gaza es humo, EEUU utilizará sus límites y el rechazo de los palestinos como excusa para justificar su alineamiento total con el Estado sionista.

Dos años después de que anunciara a bombo y platillo un «plan de paz», la Administración Trump –concretamente el yerno del presidente, Jared Kushner– ha convocado estos días una conferencia de donantes en Bahrein con la que busca soslayar la inevitable búsqueda de una solución política a la cuestión central de Oriente Medio con un megaproyecto económico que tiene más de chantaje que posibilidades reales.

El empresario inmobiliario y magnate instalado en la Casa Blanca reedita su ya consabida fórmula, la de convertir su nula iniciativa política –en este caso su decisión de condicionar absolutamente su política al diktat de Israel– en una operación de marketing económico.

Su promesa de lograr 50.000 millones de dólares de inversiones internacionales en los territorios ocupados y sus previsiones de que ese dinero y el desarrollo del turismo podrían suponer la creación de un millón de empleos entre una población palestina machacada y sin futuro alguno no son más que humo. Un humo que Trump, y Kushner, pretenden utilizar no ya para chantajear a una población palestina que no espera a estas alturas nada de la comunidad internacional –y menos de EEUU– sino para forzar que los regímenes árabes traten de limpiar su cara con limosnas y accedan a abandonar definitivamente la solución de los dos estados.

El propio Kushner reconocía ayer, en una entrevista concedida a la cadena panárabe Al-Jazeera, que su propuesta política, cuya presentación se ha visto obligado a postergar por la repetición de las elecciones israelíes en setiembre, se aparta de esa solución diplomática, que lleva varada los últimos cuarenta años. «Creo que todos vamos a tener que entender que si alguna vez se logra un acuerdo, no va a seguir las líneas de la iniciativa de paz que han planteado los estados árabes (...) Yo diría que tendremos que movernos entre esta iniciativa y la posición israelí», &dcThree;señaló.

Una posición israelí que en estos momentos pasa por un plan para anexionar de iure –con las colonias lo hace de facto día a día – una parte de los territorios ocupados de Cisjordania, lo que enterraría definitivamente la posibilidad de que los palestinos pudieran crear un Estado mínimamente –cuarteado u muy mínimamente–. David Friedman, embajador estadounidense en su flamante nueva sede en Jerusalén –una provocación al status especial decidido por la ONU para la ciudad «tres veces santa»–, adelantó que EEUU podría aceptar esa anexión y la Administración Trump hizo lo propio aventurando que su plan podría no incluir el compromiso de los dos estados.

Washington hizo hace un año suyo el plan para reivindicar el carácter judío del Estado de Israel –lo que entierra a su vez la utópica pero democráticamente y realmente más factible solución de un único Estado–. Este plan ha sido impulsado por el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, con quien Kushner –judío practicante, como Friedman– profesa una larga amistad de muchos años.

Sus beneficiarios lo rechazan

Los palestinos han rechazado rotundamente un plan que lleva por título «De la Paz a la Prosperidad», que aunque pudiera parecer un salto adelante (la verdadera paz brilla por su ausencia en Palestina) supone tres pasos atrás, «en la medida en que este tipo de campañas busca forzar a que el pueblo y los dirigentes palestinos acepten los dictados, las amenazas y la tiranía del tándem entre EEUU e Israel», en palabras de Saeb Erekat, secretario general de la OLP. Miles de palestinos salieron a las calles en Cisjordania el lunes y Gaza convocó ayer una huelga general.

Pero ocurre que, contrariamente a lo que pudiera parecer, sus hipotéticos beneficiarios, los palestinos, no son los destinatarios directos del chantaje.

Trump quiere que sus aliadas satrapías árabes sean las que paguen cualquier tipo de factura y busca, sobre todo, que se alineen así en un triángulo con Israel contra Irán, su gran enemigo.

A tenor del escaso nivel de participación en la conferencia de Manama –el anfitrión, Bahrein, dudaba de que Qatar fuera a enviar una delegación–, la campaña parece contar, en principio, con el único pero económicamente importante apoyo de Arabia Saudí y de Emiratos Árabes Unidos y, en menor medida, de Marruecos, Jordania y Egipto, países estos dos últimos que serían receptores de los hipotéticos fondos-inversiones.

No obstante, para lo que sí podría servir es para que EEUU utilice el boicot palestino para presentar a sus dirigentes tanto en la Cisjordania ocupada como en Gaza como insolidarios que se niegan a aceptar propuestas para mejorar la situación de su población.

El halcón John Bolton, de visita ayer en Jerusalén, abrió la veda criticando a los palestinos. Ese sería el reverso del chantaje de Trump. Sabedor de que los palestinos no pueden avalar el plan, utilizará su rechazo para justificar el alineamiento total de EEUU con Israel.

 

En paralelo, EEUU sigue hundiendo a la agencia de la ONU en Palestina

El director de la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados Palestinos (Unrwa) advirtió de que no existe ahora mismo otra organización que desempeñe su rol protector a semejante escala, lo que supondría otra catástrofe más para los desplazados si finalmente la ONU cede a las pretensiones de EEUU y acaba desmantelándola.

«Solo en la Franja de Gaza tenemos a 280.000 jóvenes en nuestras escuelas. ¿A dónde van a ir si nos cierran?», lamentó Pierre Krahenbuhl antes de la celebración de una conferencia de donantes en Nueva York, donde pedirá a los estados miembros que cubran su presupuesto anual estimado de 1.200 millones de dólares.

La conferencia tendrá lugar al mismo tiempo que la cita en Bahrein, en la que EEUU intentará convencer a los estados árabes para que contribuyan a un polémico fondo global para infraestructuras en Gaza y en la Cisjordania ocupada, así como de protección de los refugiados en Jordania.

La Administración Trump lleva manteniendo durante largo tiempo un contencioso con la agencia de la ONU, a la que considera irrelevante.

Los 1.200 millones de presupuesto de este organismo estarían destinados, por ejemplo, a sostener 700 escuelas que acogen a medio millón de niños, y a centros de salud que reciben casi 9 millones de visitas cada año.

Después de que EEUU retirara sus contribuciones, ahora la UE, seguida de Alemania y Arabia Saudí, se han convertido en sus principales donantes.GARA

 

La economía palestina

4,8 mill.

De los 4,8 millones de palestinos en los territorios ocupados, 12.000 trabajan en Israel y en colonias judías, pero solo la mitad tiene permiso de trabajo oficial.

52%

El paro alcanza a más de la mitad de la población activa en Gaza, al 18% en Cisjordania.

5,5 $

Casi uno de cada tres parados y el 24% de los palestinos sobreviven con menos de 5,5 dólares al día. En Gaza son el 46%, frente al 9% en Cisjordania.

70%

Casi el 70% de la población de Gaza se enfrenta a la inseguridad alimentaria.

0%-20/1

La economía palestina no registró crecimiento en 2018. Su PIB es 20 veces menor que el de Israel.