EDITORIALA
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Huelga en Loiu: otro signo de dependencia

El llamamiento a la huelga en el aeropuerto de Loiu tuvo un seguimiento total y se tradujo en la suspensión de veinte vuelos. La convocatoria estaba dirigida al personal que depende de Aena y que además de los bomberos son aquellos trabajadores que realizan labores de señalización, operaciones y atención al cliente. La de ayer fue la primera de las dieciocho jornadas de lucha que ya hay convocadas, con lo que el conflicto puede tener importantes consecuencias si se alarga en el tiempo.

Las reivindicaciones de los trabajadores apuntan hacia el empleo, la precariedad, la conciliación, pero también a la falta de negociación y a la constante imposición de la dirección. Reivindicaciones que van mucho más allá de la mera subida de sueldos y apuntan a la gestión general del aeropuerto. Ya en 2016 los sindicatos entregaron un informe con un cálculo sobre el aumento de la plantilla necesario para responder a la carga de trabajo. Tres años después no ha habido nuevas contrataciones con lo que –vista la respuesta que tuvo la huelga de ayer– los trabajadores se encuentran ya en una situación límite. Tensar tanto las cosas es poco inteligente en cualquier circunstancia, pero especialmente cuando se trata de la ejecución de tareas que de una u otra forma están relacionadas con la seguridad aérea. Asimismo, no habla bien de la actitud de la dirección de aeropuerto que ayer autorizó dos vuelos que no estaban incluidos en los servicios mínimos.

Esta huelga tampoco deja en buen lugar a las autoridades vascas que se vanaglorian con cada aumento de las cifras de tráfico y usuarios, pero que nada hacen porque haya una plantilla acorde al volumen de trabajo. Y es que el verdadero problema es de soberanía: el principal aeropuerto vasco se encuentra en manos de una empresa pública del Estado español para la que, visto lo visto, no es más que un ‘aeródromo de provincias’ que no merece mayor atención. Recuperar el control sobre las principales infraestructuras del país es una cuestión vital para el empleo, el desarrollo económico y la seguridad aérea.