E l Ibex pudo ayer cerrar por encima de los 9.400 puntos, algo que no hacía desde el 3 de mayo. Pero no fue gracias a una subida solvente, ya que a duras penas se anotaba en el último momento un 0,07%, para terminar con 9.401 puntos. En el resto de Europa tampoco hubo muchas alegrías: París sumó un 0,03%, y Fráncfort, un 0,11%, mientras que Londres bajaba un 0,08%.

Los mercados se sintieron ayer huérfanos por la fiesta de Wall Street, que celebraba el Día de la Independencia. Sin embargo, los récords históricos de víspera en el S&P 500, el Dow Jones y el Nasdaq 100 no encontraron su réplica de optimismo a este lado del Atlántico, donde los inversores optaron por mantenerse a la expectativa de nuevas referencias.

Una de las más importantes es la Fed y su esperado recorte de los tipos de interés, en un rango de entre el 2,25% y el 2,50%. Las apuestas a un movimiento a la baja han crecido con el aumento de los riesgos para la economía y la presión continua de Donald Trump, que no pierde ocasión para acusar a su presidente, Jerome Powell, de perjudicar el crecimiento con los tipos altos. Hoy, además, se conocerá la situación del empleo en junio, que es uno de los factores centrales para la Fed a la hora de la toma de decisiones. Dentro del Ibex, los bancos hicieron frente al goteo de recomendaciones a la baja de los últimos meses. Se destacaron las ganancias de Caixabank (+3,22%), Sabadell (+2%) y BBVA (+1,19%). Entre los grandes valores, solo cerraron en rojo Iberdrola (-0,75%) y Repsol (-0,04%). Por su lado, Telefónica ganaba un 1,48%, y Santander, un 0,90%. Entre los peores del índice se colocaron Enagás (4,30%) y Naturgy (-3,37%), castigados por el miedo a cambios regulatorios en el sector.