Beñat ZALDUA
CRISIS EN EL INDEPENDENTISMO

JxCat agrava la crisis con ERC al dar al PSC la Diputación de Barcelona

JxCat resolvió ayer el empate entre PSC y ERC en la Diputación de Barcelona votando a favor de los primeros. El acuerdo con quienes apoyaron la aplicación del 155 en la tercera institución del país soliviantó a los republicanos, que clamaron por la unidad independentista que hasta ahora reclamaba, precisamente, JxCat y evitaba ERC.

Catalunya ha dado esta semana noticias como para llenar una sección diaria de periódico bajo el título «Represión de baja intensidad». La Guardia Civil entró el martes en la Generalitat en busca –casi dos años después– de pruebas del 1-O; la Fiscalía pidió la inhabilitación del president actual, mientras el Supremo confirmaba que el juez Llarena hizo bien en suspender al anterior, Carles Puigdemont; otra causa abierta dejaba de manifiesto el espionaje en las delegaciones exteriores de la Generalitat, al tiempo que la diputada de JxCat Laura Borràs denunciaba una investigación judicial arbitraria en su contra. Y como guinda, el lunes se conoció la sentencia del TC que da por buena la disolución de un Parlamento democráticamente elegido siempre que la unidad del Estado esté en peligro.

Y sin embargo, el titular de la semana lo dio ayer el independentismo en una institución relativamente menor como la Diputación de Barcelona, en la que la pugna entre los dos principales partidos soberanistas, ERC y JxCat, quedó de manifiesto de la manera más cruda.

La Diputación es un gigante burocrático con el tercer presupuesto público más grande de Catalunya, solo por detrás de la Generalitat y el Ayuntamiento de Barcelona. Es una institución en la que, tradicionalmente, los partidos han repartido favores y colocado asesores, aprovechando que sus miembros no son elegidos por sufragio directo. Los 51 escaños de la Diputación son asignados en función de los resultados de las elecciones municipales. Tras los comicios del 26 de mayo, el PSC fue la fuerza más votada y obtuvo 16 asientos, los mismos que ERC. En tercer lugar se situó JxCat, con siete, seguido de los Comuns, con cinco. Ciudadanos obtuvo cuatro escaños, el PP dos y una candidatura municipal de Terrassa se llevó el último.

Con estos resultados, ERC acariciaba por primera vez el caramelo de la Diputación, feudo del PSC hasta 2011 y de CiU y sus herederos desde entonces. Pero precisamente son estos dos partidos los que se han cruzado en medio del camino de Esquerra. El viernes pasado, JxCat y PSC anunciaron por sorpresa un preacuerdo para hacer a la alcaldesa del Hospitalet de Llobregat, Núria Marín, presidenta de la Diputación. Esquerra puso el grito en el cielo, pero tras una semana de reproches públicos y negociaciones privadas, los partidos independentistas no llegaron a ningún acuerdo, de manera que el acuerdo entre la antigua sociovergència se hizo ayer efectivo.

Marín fue elegida en segunda votación con 23 votos (PSC y JxCat), seis más que el candidato de ERC, Dionís Guiteras, que se quedó en 17 (ERC y el de Terrassa). No hay debate posible, por tanto; fue JxCat quien decantó la balanza hacia el PSC. Se trata de un movimiento que no deja de tener su carga de ironía, pues JxCat, que pregonaba hasta ahora la necesidad de articular la unidad independentista, entregó ayer una institución con un presupuesto de 1.000 millones de euros a un partido que apoyó el 155. A su vez, ERC, abanderada hasta ahora de buscar alianzas más allá del independentismo, se ha visto a sí misma esta semana llamando a una unidad independentista que hasta hace cuatro días evitaba como fuese. Nadie hace de Convergència como la propia Convergència, por mucho que cambie de nombre.

¿Legislatura tocada de muerte?

La Diputación no es mucho más que la guinda de un desencuentro que siempre existió entre socios independentistas y que se ha hecho más que palpable durante el último año y medio. En el turno de valoraciones, ya por la tarde, la portavoz de ERC, Marta Vilalta, calificó la jornada de «muy decepcionante». «Creemos que JxCat se ha equivocado, podía escoger entre Esquerra y el PSC, y ha escogido el partido del 155», impidiendo así una Diputación «soberanista, republicana e independentista».

Vilalta apuntó que «JxCat deberá dar explicaciones», pero consideró precipitado hablar de ruptura de Govern y de elecciones anticipadas. Con todo, pese a mostrarse dispuesta «a reconstruir la unidad estratégica del independentismo», advirtió de que lo ocurrido «marca un antes y un después». No hubo explicaciones de calado, sin embargo, por parte de JxCat, más allá del inocuo discurso de su portavoz en la Diputación, Joan Carles Garcia, que llegó a citar a Churchill pero no dijo nada acerca de su voto a favor de la candidata del PSC.

El divorcio entre los partidos independentistas también empieza a ser palpable respecto a parte de la base soberanista, que ayer se manifestó a las puertas de la Diputación con lemas como «ni pactos ni abstenciones con el 155». A la convocatoria de la Assemblea Nacional Catalana, sin embargo, apenas se acercaron unas decenas de personas.