Mikel ZUBIMENDI
PRESENTACIÓN DEL AEROTAXI DE TECNALIA

LA MOVILIDAD URBANA MIRA AL CIELO CON OJOS QUE BRILLAN DE ILUSIÓN

TRAS DIEZ AñOS DE TRABAJO, LOS INGENIEROS DE TECNALIA PRESENTARON AYER SU NUEVA CRIATURA. UN AEROTAXI PARA CONQUISTAR LOS CIELOS Y DAR SOLUCIONES EN UN MUNDO QUE EN UNA DÉCADA TENDRÁ ENTRE EL 60% Y EL 70% DE SU POBLACIÓN CONCENTRADA EN MEGACIUDADES, CON COMPLEJOS PROBLEMAS DE SATURACIÓN Y GESTIÓN DE TRÁFICO.

Los ingenieros e investigadores de Tecnalia, corporación tecnológica vasca, vestían ayer camisas de blanco impoluto. El blanco, siempre el blanco y solo blanco para soñar en un día especialmente emocionante para ellos. Presentaban ante los medios el prototipo de su última creación: el primer aerotaxi para desplazarse en las ciudades de forma autónoma.

El desarrollo de vehículos voladores y la presentación de los primeros prototipos son ya un hecho. Como alternativa al transporte terrestre, ver vehículos volando en ciudades de todo el mundo no es ciencia ficción. Es cuestión de pocos años, entre cinco y siete; algo que será normal en la próxima década. Por supuesto que esa meta necesita complejísimas tecnologías de software de control, de navegación autónoma, de análisis de colisiones, de inteligencia artificial y ciberseguridad, pero ese brillo tan visible ayer en los ojos de los ingenieros de Tecnalia que iluminaba Illunbe, esa ilusión de los que imaginan, idean y materializan ese futuro es, además de energía necesaria, un buen recordatorio de que la mejor forma de decir es hacer, de que el futuro tiene más que ver con el lugar que con el tiempo.

Con EEUU, China, Japón y Europa en cabeza de carrera, actualmente existen en el mundo seis prototipos. Donostia es ya parte de ese futuro, aunque todavía no está al mismo nivel de Los Ángeles, Dallas, Dubai, Singapur o Tokio, donde se realizarán los primeros vuelos experimentales con pasajeros en ciudad. Pero si está en el podio europeo, en tercer lugar del desarrollo de este tipo de aeronaves que podrían ser una realidad en cinco años en el cielo de las urbes europeas.

Los aerotaxis urbanos (también conocidos como eVTOL, del inglés electric Vertical Takeoff and Landing) ya llaman a la puerta, pero los desafíos aún persisten. A nivel de autonomía, de sistemas de seguridad de la aeronavegabilidad y la gestión del ruido hay mucho que mejorar antes de que su utilización se generalice. También serán necesarias nuevas legislaciones que supervisen esta industria emergente. No obstante, su desarrollo es imparable y pronto serán una realidad global.

Carreteras virtuales o corredores celestes sobre la megaciudades en los que circularán aerotaxis eléctricos, como ya lo hacen los patinetes o los autobuses eléctricos por tierra, una aeronáutica de nueva generación que dará respuesta a la necesidad de una transición energética y de movilidad. Una industria, la de los servicios con drones, que a día de hoy tiene el mismo volumen global que el de la máquina herramienta (120.000 millones de euros).

Autónomo e integrable

Euskal Herria no se queda atrás de la nueva conquista de los cielos y es protagonista en esa revolución. El aerotaxi que presentó Tecnalia está compuesto por una cabina de 1,8 por 2 metros, con puerta y ventana, y por cuatro drones, colocados en la parte superior e inferior de la nave, que permiten su desplazamiento. Y es aquí donde reside su principal innovación: gracias a un sistema de control avanzado, estos drones se mueven de forma independiente pero coordinada entre sí, lo que favorece la estabilidad, eficiencia, precisión y controlabilidad de la cabina y, por tanto, el confort en su interior.

Es un vehículo diseñado para el traslado de una persona, aunque podría llevar hasta cuatro, con una autonomía de vuelo de 15 minutos y capacidad de cubrir distancias urbanas de 15 kilómetros. La arquitectura del aerotaxi permite que la cabina pueda mantener su orientación independientemente de su velocidad. Y a expensas de cómo evolucione la legislación vigente, es totalmente integrable en la ciudad y complementario al resto de medios de transporte. Se podría aparcar en una plaza de párking de coche.

Por tanto, el producto final será autónomo, incorporando las tecnologías de posicionamiento y comunicación del resto de vehículos autopilotados. Tendrá capacidades de aterrizaje y despegue precisos en espacios reducidos y podrá soportar condiciones ambientales adversas, tales como fuerte viento y lluvia, así como minimizar el flujo de aire molesto a la hora de despegar y aterrizar.

Valor y precio

En cuanto a la interacción con la nave, el diseño permite maximizar su integración en la vida cotidiana del usuario y la ciudad. Habrá interacción mediante teléfono móvil, identificación de la aeronave a niveles de calle. Será accesible desde la parte trasera de forma cómoda y sencilla, con suficiente espacio para acomodarse.

Según explicó Agustín Sáenz, uno de los responsables del proyecto, «una de las formas de explotación posibles es la de un servicio compartido que permita acceder a aeronaves cuando se necesita un desplazamiento de forma autónoma hasta otro punto de la ciudad. También pueden ser utilizadas como vehículos de transporte urbano de mercancías o para accesos rápidos en caso de emergencia».

También remarcaron la idea de que los distintos desarrollos que han sido necesarios en el prototipo pueden ser reutilizados, total o parcialmente, para otras aplicaciones en la movilidad basada en drones.

Por último, desde Tecnalia informaron de que actualmente, además de trabajar con diferentes autoridades involucradas en los cambios legislativos necesarios para que sea posible, están en fase de negociación con socios industriales para el desarrollo e industrialización del producto final que prevén podría estar en el mercado en no más de cinco años.

Cuando oímos hablar del avión privado, automáticamente asociamos su servicio con gente rica y famosa. El pasajero medio seguramente no piensa en utilizar un servicio similar a lo largo de su vida. No es el caso en los aerotaxis. A diferencia de un helicóptero, su tecnología base es más simple. Controlado por ordenadores, propulsado por electricidad, con un vuelo autónomo que no necesita piloto, este tipo de sistemas han sido ya utilizados, y con gran éxito, con drones más pequeños que ya están en el mercado.

Aunque el aerotaxi no se considera estrictamente como un sistema de inteligencia artificial, es cuestión de poco tiempo que esa tecnología sirva al transporte de pasajeros y a la movilidad urbana. Lo siguiente será ajustar las regulaciones y ganarse la confianza de los usuarios, algo que, como pasó con los aviones y los helicópteros, requerirá su tiempo. Cuando sea percibido como seguro e inspire confianza, los precios, sin duda, se popularizarán.