EDITORIALA
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Las dimensiones de una injusticia terrible

Inmersos en la vida cotidiana, es difícil dimensionar la magnitud del dolor y el desasosiego provocado a los jóvenes de Altsasu y a sus familias. Pero sirva un dato para mostrar la dimensión de semejante barbaridad: los más jovenes de los encarcelados por esta causa apenas tiene 24 años, es decir, han pasado menos de 9.000 días desde que nacieron, de los cuales han vivido 1.000 en prisión. Es la definición de robar una juventud. Hay que recordarlo constantemente, todo es por una trifulca de bar que en cualquier otro lugar no hubiese pasado de una falta; en un proceso judicial plagado de irregularidades; con un impulso político infame desde todo punto de vista; con una parcialidad y una voluntad de ser ejemplarizantes ajenas a cualquier noción de justicia. Es una venganza contra un pueblo, el de Altsasu y el vasco, aplicada en el cuerpo de unos pocos jóvenes.

Es cierto, no obstante, que semejante injusticia ha provocado las hazañas cotidianas y populares más inspiradoras que se puedan imaginar en los tiempos actuales. Desde las madres y padres coraje que han demostrado una fuerza y una dignidad descomunales, hasta la creación de un voluntariado que ha movilizado a todo el pueblo en defensa de sus jóvenes, de la convivencia y de la justicia. Tal y como han narrado los propios jóvenes, del golpe han sacado incluso lecciones y una madurez inducida. También ha habido muestras de crueldad y cobardía penosas, declaraciones interesadas y actuaciones ridículas por parte de la clase política española, las Fuerzas de Seguridad del Estado, algunos medios de comunicación y algunos títeres locales. Pero se les ha dado la vuelta con imaginación, pedagogía y dialéctica. Hasta el punto de convertir lo que el Estado español pensaba que iba a ser una guerra ganada en una batalla política perdida. Otra más en tierras vascas.

Todo esto en nada alivia el sufrimiento y la injusticia. Hoy es un día redondo para recordarlo, para empezar porque para esos jóvenes, esas familias y, en otra medida, para ese pueblo, esta injusticia es hoy la vida cotidiana.