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ADEN

Alto el fuego en Aden tras los combates por delegación entre Abu Dhabi y Ryad

Tras los combates de estos días, la fiesta musulmana de Al-Adha transcurría en calma en Aden después de que el líder separatista del sur de Yemen, Aidarus al-Zubaidi, aceptara el alto el fuego de Arabia Saudí y se mostrara dispuesto a viajar a Ryad a una reunión de paz.

Al-Zubaidi, presidente del independentista Consejo de Transición del Sur (STC), compareció el domingo por la noche en televisión y justificó el asalto a los edificios gubernamentales en la capital del sur del país protagonizado por sus milicias, con apoyo de los Emiratos, como «legítima defensa».

Las milicias sudistas, bautizadas con el nombre de «Cordón de Seguridad», expulsaron tras cuatro días de combates y medio centenar de muertos a los soldados progubernamentales de sus cuarteles y tomaron el control del Palacio Presidencial, así como de otros edificios del Gobierno, en el exilio en Ryad, como el ministerio de Interior.

El Gobierno yemení en el exilio, del presidente Abd Rabbo Mansour Hadi, ha denunciado la ofensiva como un «golpe de Estado» de sus teóricos aliados del sur y denunció que las milicias sudistas contaron con el apoyo de cientos de vehículos militares emiratíes.

Por contra, el Consejo de Transición sudista justifica su ofensiva al acusar a los islamistas de al-Islah, aliados del Gobierno de Hadi, de ser autores de complicidad con los rebeldes huthíes en el ataque con misiles contra un desfile militar de las milicias «Cordón de Seguridad», que dejó hace poco más de una semana un saldo de 36 muertos, incluido un comandante.

Al-Islah, sucursal yemení de los Hermanos Musulmanes y totalmente hostil a las exigencias de independencia por parte de los sudistas, es asimismo el gran enemigo de los Emiratos Árabes Unidos (EAU), que consideran al islam político la principal amenaza para la supervivencia de las satrapías del Golfo.

No es la primera vez que los separatistas del sur se enfrentan a sus teóricos aliados progubernamentales. En enero de 2018, los combates entre ambos bandos en el centro de la ciudad de Aden dejaron un saldo de al menos 38 muertos.

Es indudable que uno de los elementos que explican esta crisis es la nostalgia de muchos yemeníes del sur, que hasta 1990 fueron un Estado independiente y que recelan del Norte y de sus políticas discriminatorias y centralizadoras.

Esa nostalgia está siendo instrumentalizada por los Emiratos que, además de con tropas sobre el terreno, han reforzado las milicias sudistas con armamento sofisticado proveniente de arsenales y vehículos comprados a EEUU y a Gran Bretaña.

Más allá de acusaciones recíprocas sobre atentados y golpes de Estado, está claro que el hecho de que esta ofensiva en Aden siga al anuncio de la retirada de Yemen del Ejército emiratí es bastante más que una coincidencia. El objetivo de Abu Dhabi, que justifica su retirada por la crisis en torno al estrecho de Ormuz con Irán, sería consolidar la posición de sus patrocinados sudistas y asegurarse el control de la estratégica Aden.

EAU, satrapía del Golfo formada por siete reinos y bautizada como «la pequeña Esparta», participa asimismo en la guerra en Libia y está consolidando su presencia con bases militares navales en Puntlandia y Somalilandia, enclaves secesionistas de Somalia, en un intento de no depender exclusivamente del estrecho de Ormuz.

Los Emiratos aprovecharon hace un año la guerra en Yemen para invadir y apropiarse de la isla de Socotra, en el Índico.

A tal punto ha llegado la insolencia emiratí que desafía ya al gran hermano saudí.

A río revuelto, ganancia de pescadores... huthíes

La nueva situación ha provocado un giro de los acontecimientos. Los huthíes han reaccionado envalentonados a la aparente victoria del golpe de Estado. «Es hora de que las principales potencias convoquen una negociacion constructiva que convenza a todas las partes con vistas a la creación de un estado federado», ha escrito el viceministro de Exteriores insurgente Husein al Azzi, en su cuenta de Twitter.

Los huthíes, que bajaron desde sus provincias del norte y expulsaron al Gobierno yemení de la capital, Sanaa, en 2014 aprovechando el malestar de la población y la deriva de la primavera árabe yemení, exigen históricamente la creación de un estado federal que garantice sus derechos como minoría zaidí (chií) y no suní.

Coinciden en ello con los separatistas sudistas, que no ocultaron su malestar en 2014 tras la negativa del Gobierno central a ceder competencias. Los sudistas son apoyados por EAU como los huthíes por Irán. El Gobierno yemení es apoyado por Ryad. ¿Hasta cuándo? GARA