EDITORIALA
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Nula empatía con la víctima de una violación

El pasado 1 de agosto una joven fue violada por un grupo de individuos en el parque Etxebarria de Bilbo. El juzgado avanza que los hechos están sobradamente probados, aunque no las identificaciones. Seguidamente la Policía detuvo a varios sospechosos, de los que dos fueron encarcelados y cuatro quedaron en libertad con medidas cautelares mientras el juzgado concluía la investigación. Entre las pruebas todavía pendientes están los resultados de las pruebas toxicológicas, los análisis de ADN y la revisión de las cámaras.

Sin embargo, las ruedas de reconocimiento se han convertido en el principal foco de atención informativa. Las filtraciones interesadas y de parte sobre lo ocurrido en las mismas se acompañan de todo tipo de conjeturas sobre la existencia y contundencia de las identificaciones hechas por la joven. Este afán por dar un carácter determinante a las pruebas de reconocimiento no hace sino acentuar la presión sobre la víctima, al colocar todo el peso de la prueba en su testimonio. Algo injusto y además terrible porque no tiene ninguna consideración hacia el carácter de víctima de la testigo –¿alguien cree que en esa situación extrema la prioridad de cualquier persona va a ser obtener elementos de identificación de sus violadores?–.

Este enfoque obvia que la carga de la prueba ha de ser el resultado final de la investigación, del conjunto de pruebas practicadas y no de un único testimonio. Una actitud tan reduccionista e imprudente agrava la desprotección de la víctima, algo que debería estar en la mente de todos evitar. Y lamentablemente el caso de Bilbo no es aislado; basta recordar que, en un error muy difícilmente disculpable, el Juzgado de Iruñea filtró los datos de la joven violada también de modo múltiple en sanfermines. Asimismo, es urgente que el tratamiento informativo de las agresiones machistas priorice proteger a la víctima, evitando añadir nuevas presiones a la experiencia traumática que sufren. Compete a jueces y abogados, pero también a periodistas.